Declaración
El 11 de julio de 2021 miles cubanos salieron a las calles de todas las regiones del país para exigir por sus derechos. Fue la primera vez en más de seis décadas que la ciudadanía marchó, a todo lo largo y ancho del país, de manera espontánea y mayoritariamente pacífica.
La carestía material y el deterioro en los servicios, agravados por la combinación de una crisis estructural, una política económica y monetaria erráticas, un proceso de inversiones que ignoraba las necesidades de la población, sumado a los efectos de la pandemia, las sanciones estadounidenses, la pérdida de los valores simbólicos de ese sistema entre los cubanos y un gobierno torpe y muy distante de las aspiraciones populares, fueron algunas de las causas del hartazgo mostrado en decenas de ciudades y pueblos del país durante esas dos jornadas.
Los cubanos, quienes por tanto tiempo hemos sido privados del ejercicio efectivo de los derechos de reunión, asociación y prensa, usamos esta vez el acceso a Internet para articularnos, visibilizar nuestras reivindicaciones y denunciar la represión de las fuerzas del orden y los grupos paramilitares.
Los inconfundibles gritos de “¡Libertad!” dejaron claro que las demandas de esa parte del pueblo apuntaban a la necesidad de cambios que iban más allá de las cuestiones asistenciales o materiales. En efecto, Cuba necesita emprender reformas profundas, que tengan como horizonte un régimen democrático y una economía tanto justa como competitiva. Sin estos cambios, seguirán aumentando las insatisfacciones de nuestro pueblo.
Sin embargo, a un año del estallido social, el gobierno no ha presentado un paquete de medidas serias encaminadas a superar sus deudas con aquellos a los que debe representar y obedecer. Ni siquiera ha mostrado evidencias que demuestren que las manifestaciones de 11 y 12 de julio fueron parte de un plan de ‘golpe de Estado suave’, fraguado por los servicios especiales de Estados Unidos y por emigrados cubanos.
Es obvio que el Estado cubano no podrá presentar tales pruebas porque estas no existen. Por otra parte, tampoco ha investigado y procesado judicialmente a los agentes que hicieron un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza contra ciudadanos desarmados e indefensos.
El gobierno advirtió entonces estar dispuesto a todo, dio la orden de combatir a los ciudadanos que ejercían un derecho constitucional, y no ha cesado en presentarse como víctima para no asumir su responsabilidad ante una crisis que se extiende por varios años y responde a incapacidades sistémicas.
Cada día está más claro sobre quién recae la mayor responsabilidad por lo ocurrido y por el malestar de las familias cubana. En Cuba hay más de mil presos políticos, se continúa apelando al destierro y al exilio para castigar a los ciudadanos que ese sistema considera incómodos, se ha agravado el éxodo masivo de cubanos y la represión parece la única respuesta ante las insatisfacciones populares, aun las más simples y evidentes.
Desde Cuba Próxima expresamos nuestra solidaridad con todos los compatriotas que, a riesgo de su integridad y seguridad personal, marcharon para defender el derecho a una vida digna, en la que se privilegien y cumplan los Derechos Humanos, sin distinción ni jerarquías.
Nuestra solidaridad también está con los presos políticos y sus familiares;, con los periodistas independientes y con todas las víctimas de la represión estatal que han decidido ejercer su derecho al disenso y reclaman cambios verdaderos.
Somos conscientes que ninguna protesta es un fin en sí mismo. Que se reclama y exige cuando las necesidades materiales y espirituales de una nación no son satisfechas. De ahí que vemos lo acontecido como un evento que nos debe servir para la reflexión, para que nos empeñemos en organizarnos como sociedad e insistamos en hacer realidad nuestros reclamos por tanto tiempo ignorados, pero que son esenciales para la familia y la nación cubanas.
El espíritu y los reclamos del 11J siguen vivos, en tanto las causas que lo hicieron posible se han agravado. También continúa latente el deseo legítimo por alcanzar un espacio común en el que las diferencias, los disensos y la necesidad de cambios se canalicen por vías democráticas, participativas y en paz social.
Luchar por un mejor país es un deseo y una aspiración legítimos que ningún gobierno podrá impedir eternamente.
A un año del 11J, en momentos que nuestro país continúa viviendo momentos críticos, Cuba Próxima reafirma su propósito de contribuir a la instauración de una República plural y democrática, en la que prevalezca una sociedad civil comprometida con la libertad, los Derechos Humanos, el imperio de la Ley, la inclusión, el diálogo y el bienestar de la nación.
Junta Directiva de Cuba Próxima, 11 de julio de 2022.
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