Cuba sufre una crisis política sistémica por la incapacidad del gobierno y el partido comunista de evolucionar hacia la democracia; manteniendo Constitución y leyes desfasadas con la práctica democrática y con la propia dinámica de la sociedad.
El bloqueo político del poder a los ciudadanos profundiza la crisis económica estructural, arrastrada desde el modelo de dependencia soviético, provocando mayores pobreza y desigualdad, pese a contar con capital humano, fruto de la propia obra social de la revolución cubana.
Del otro lado, la oposición -asediada con métodos represivos soviéticos- no consigue capitalizar el notable descontento político y social y se ha visto desbordada, junto al gobierno, por las acciones de grupos de la sociedad como los movimientos San Isidro, 27N y Archipiélago; entre otros.
Tal combinación de factores, coloca a Cuba al borde de una quiebra de la nación, con un Estado fallido que no ampara a los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, mientras crecen la polarización política, las actividades delictivas por supervivencia económica, la emigración desordenada y la frustración y desesperanza, de muchos cubanos, incluidos militantes del hegemónico partido comunista y veteranos de la revolución.
Pero toda crisis es también una oportunidad de cambio real y perdurable, y todo desafío, por enorme que parezca, puede encauzarse con democracia y civilidad, cerrando las puertas a una indeseable guerra civil.
La vida y la historia demuestran que en situaciones límites, las naciones no pueden ir en dos bandos, aun cuando uno de ellos, o ambos, crean que tienen la solución ideal para todos los males de Cuba.
Ante los síntomas evidentes de desplome de la nación y la condición de Estado fallido, Cuba Próxima demanda:
Al gobierno del presidente Díaz-Canel, al Buró Político del partido comunista y a los jefes militares:
1.- Emprender una reforma política e institucional que conduzca a Cuba a una democracia, yendo de la ley a ley, como garantía de paz, estabilidad y protección de los ciudadanos más indefensos.
2.- Emprender una reforma económica estructural que detenga y revierte los niveles de pobreza y desigualdad que agreden a los cubanos y ponga el capital humano al servicio de la nación; que implique desmilitarizar la economía, y traspasar las competencias de Gaesa a los ministerios y organismos civiles correspondientes.
A la oposición democrática:
1.- Contribuir de manera activa a la democratización de Cuba con una alternativa eficaz, que ponga a los cubanos en el centro de su estrategia política.
2.- Diseñar una alternativa de reforma económica basada en la libertad de mercado y la justicia social que erradiquen la pobreza y desigualdad.
A Estados Unidos, la Unión Europea y América Latina:
1.- Acompañar los cambios inaplazables en Cuba exigiendo respeto irrestricto a los ciudadanos, los derechos humanos y sociales y advirtiendo al gobierno que cualquier avance en las relaciones bilaterales, incluida la ayuda al desarrollo, debe ir precedida de reformas políticas, económicas y sociales profundas, perdurables y blindadas jurídicamente.
A los cubanos:
1.- Exigir la democratización de Cuba, participando activamente en su concepción y puesta en marcha, como parte de la alternativa democrática a la dictadura.
2.- Apoyar la convocatoria del proyecto Archipiélago para marchar pacíficamente por ciudades y pueblos en favor de la democracia, los derechos humanos y contra la represión, la pobreza y la desigualdad, el próximo 20 de noviembre.
3.- Exigir derechos políticos, económicos y sociales, desde el inicio mismo de la transición democrática, evitando su aplazamiento por razones políticas y/o partidistas.
4.- Oponerse a ilegalidades, incluida la emigración irregular.
Cuba está agotada y demanda una salida democrática y pacífica del callejón sin salida, donde la ha ubicado la torpeza política de un gobierno deslegitimado por sus propias acciones contra la mayoría de la sociedad y los ciudadanos.
SOBRE LOS AUTORES
( 296 Artículos publicados )
Reciba nuestra newsletter