Respuestas de Ernesto Gutiérrez al dossier de Cuba Próxima titulado “Necesitamos pasar al campo de la política para encontrar una solución democrática, pacífica y respetuosa de los Derechos Humanos”, en el que además participan Michel Fernández, Teresa Díaz Canals, Lennier López, David Corcho, Julio Antonio Fernández, Mario Valdés Navia, Miguel Alejandro Hayes, Enrique Guzmán, Alexei Padilla, Elena Larrinaga y Manuel Cuesta Morúa.
I
El politólogo noruego Vegard Bye, en su texto “¿Hay soluciones pacíficas a la crisis cubana?”, publicado en Azulypunto, presenta desafíos inmediatos para nuestra sociedad, capaces de desencadenar una dinámica constructiva.
Se refiere a establecer un corredor humanitario de envergadura, no como responsabilidad exclusiva del Gobierno cubano, sino gestionado por los actuales corredores autónomos de España-Cuba y Miami-Cuba, de conjunto con redes de familiares de presos y emigrantes. Paralelamente, negociar la liberación de los presos políticos, comenzando por aquellos que no hayan estado involucrados en actos de violencia, e ir ampliando la ayuda humanitaria en la medida que se logra la liberación de estos. Ayuda técnica a productores no estatales, desde mecanismos establecidos por la sociedad civil cubana autónoma y transnacional, y la apertura interna para comercializar alimentos a través de redes no estatales. Legitimación de una ciudadanía -política- como actora de negociación con el gobierno cubano, una vez liberados los presos políticos, que incluya el desarrollo de un sindicalismo capaz de representar a los trabajadores.
1- ¿Tendrá el Gobierno cubano “necesidad” de asumir una senda de este tipo? ¿Cuál sería el costo para Cuba, incluso para el Gobierno, si ello no ocurriera?
La necesidad existe —desde hace décadas— pero a los gobernantes no les interesa. En tanto no sea imprescindible para sostenerse en el poder, no harán concesiones, y estas, solo temporales.
El costo para Cuba es el que estamos viviendo. Un país que se deshace cual azúcar en agua. El costo para la clase gubernamental sería perder el país que gobiernan, pero se verían compensados: la élite en el poder no concibe ya a Cuba como un país, sino como una mina a la que se debe extraer cuanto recurso sea posible hasta que se agote y cierre por peligro de derrumbe. Ergo: en caso de perder el control de la Isla (de ocurrir una nueva ola de protestas, por ejemplo) la casta dirigente podría irse a vivir tranquila y ostentosamente a cualquier país sin tratado de extradición con EUA.
2- Para emprender algo de tal índole la nación necesita de actores con capacidad política. ¿Tiene actualmente el Gobierno cubano estos actores? ¿Los tiene la actual sociedad civil autónoma y transnacional?
Gente lo que se dice gente sobra en el bando oficialista. Voluntad no. Del lado de la(s) oposición(es) ocurre exactamente lo contrario: no hay liderazgo ni estructura.
3- ¿Cómo podría contribuir D FRENTE a todo lo anterior?
No lo sé.
II
Muchos se interrogan sobre la capacidad del actual equipo de gobierno para emprender cambios que inicien una solución nacional. A la vez algunos consideran que el poder real podría utilizar las “elecciones” de abril de 2023 para efectuar un relevo por actores capaces y dispuestos. Mas sabemos que eso a lo cual llaman elecciones en Cuba, sólo resulta un instrumento del poder para asegurar la designación de personas incondicionales en todos los cargos de autoridad del Estado. No obstante, como aseveran algunos, tales designados pudieran ser actores con talante para abrir las puertas a un proceso de salvación nacional.
En 1994, el profesor Jorge Ignacio Domínguez presentó en La Habana una breve ponencia sobre la democracia en Cuba, en un taller auspiciado por el Centro de Estudios sobre América, en plena crisis económica, titulada “La democracia en Cuba: ¿Cuál es el modelo deseable?”. La primera mitad de su texto identifica cambios políticos que el Gobierno podría realizar dentro del marco de la Constitución, entonces recién modificada en 1992. La segunda parte aboga por cambios más fundamentales. En aquel momento, la primera parte fue bien recibida por un alto funcionario; la segunda parte, no.
4- Veintinueve años después, ¿qué ha cambiado y qué no ha cambiado, inclusive dentro de lo más fácilmente posible? Su propuesta de modificación de la ley electoral para permitir la libre postulación de múltiples candidatos a Diputado, ¿sería un paso útil y posible o un desvío tonto?
Degradación. Es la palabra que utilizaría para adjetivar la historia de Cuba desde 1959 hasta hoy. Cuando un ciudadano es capaz de escrachar (como dirían en Argentina) a otro por no apoyar a tal o cual líder, hay un proceso de degradación moral, en este caso, y de lo material ni hablar. De hecho, si en esta temporada de actos de repudio no se han lanzado huevos es porque se han convertido en un artículo de lujo prácticamente. De los 90’s para acá eso se ha traducido en que el cinismo ha desplazado a la ideología. Ya nadie cree en el socialismo, empezando por sus propios dirigentes. Si mantienen el vocablo es por pura conveniencia política.
Sobre cambios reales en materia electoral promovidos desde las alturas no me voy a pronunciar. Me parece de una ingenuidad conmovedora esperar algo así a estas alturas.
5- ¿Cuál sería el perfil del presidente de la República que debe encabezar la legislatura 2023-2028, si el poder fuera a comenzar un proceso de salvación nacional?
“Lo que le pasa al país es que la solución está en manos del problema” El “poder” no puede comenzar un proceso de salvación nacional porque es precisamente de ellos de quien hay que salvar la nación. Conflicto de intereses. Ergo: harán lo de siempre, ver cómo quedan mejor parados. Los cubanos de a pie, pues que aguanten o se vayan del país.
III
Llegado hasta aquí convidamos a revisitar el editorial del Centro de Estudios sobre el Estado de Derecho y Políticas Pública Cuba Próxima, del 4 de julio de 2022, titulado “En Cuba urge una solución”.
También advertir que, según muchos cubanos, no ocurrirá nada de lo enunciado en este dossier porque requeriría, en paralelo, una evolución de los derechos ciudadanos y esto enfrentaría al Gobierno con una de sus fobias: la libertad.
6- ¿Qué opina usted?
A los hechos me remito.
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