El contexto de la crisis educacional en la actualidad, y como parte de la crisis sistémica que vive el país, solo evidencia la parcializada y pobre política educativa, cuyos estándares se fijan en función, no del interés de la ciencia o la academia, sino de una élite que prolonga una ideología que no se pone en duda, sino que es legitimada desde prácticas autoritarias.
Respuestas de Ulises Padrón Suárez al dossier de Cuba Próxima titulado Miradas al proceso de actualización de la educación superior para una Cuba Democrática, coordinado por Leonardo M- Fernández Otaño, en el que a su vez participan Yennys Hernández Molina, Sergio Barreiro Sánchez, Teresa Díaz Canals y Daniel Castellón Guillén.
1- ¿En cuánto a la sostenibilidad de la educación superior qué aspectos considera primordiales para gestionar el acceso a una educación pública de calidad e incorporar la enseñanza privada en el país? ¿Qué elementos debe proveer el Estado para garantizar la formación universitaria?
En cuanto a la sostenibilidad de la educación superior en una sociedad como la cubana y en medio de la crisis sistémica que vive el país, una de las premisas, a mi consideración, es que no se puede colocar los estudios superiores como una actividad afuera y ajena de las dinámicas sociales, políticas y económicas del país, sino como centro del desarrollo integral de la nación.
El Estado y las diversas instituciones, en este caso tendría la obligación de implementar políticas (públicas) educacionales que contribuyan al acceso a la educación superior de todas las personas, sin distinción por sexo, identidad de género, raza, lugar de procedencia, clase social, como derecho inalienable, y parte de una estrategia socioeconómica que erradique las brechas socioeconómicas en la educación. Además, se debe impulsar, promover e incentivar la creación de centros de investigaciones y de aplicaciones, de manera autónoma y/o en conjunto con otras organismos y empresas públicos o privados, para generar conocimiento y el desarrollo de determinadas actividades.
Entre estas acciones, asimismo, estaría comprometerse a contribuir a elevar la calidad de la educación preuniversitaria y los distintos niveles de enseñanza, actualizando los planes de estudios, con el objetivo de mejorar la enseñanza. Por tanto, el acceso universal a la educación superior debería ser una política que erradique la noción de que solo acceden a ella sectores privilegiados, o quienes pertenecen a grupos de poder, sin que medie un análisis crítico de la sociedad que se contraponga a una visión de élite que nos acompaña desde el siglo XIX. Una universidad abierta y equitativa, cada vez más se compromete con una educación superior para todas las personas, así mismo, se debe garantizar que la investigación, el intercambio interinstitucional, la iniciativa privada, la colaboración internacional contribuya a otorgar oportunidades a sectores sociales que anteriormente carecían de ello.
Comprendo que uno de los debates fundamentales en una sociedad de transición será la enseñanza privada, sus instituciones, fuentes de financiamiento, planes curriculares y los modos en que impacta en la sociedad. Desde luego, distingo entre enseñanza privada y enseñanza gestionada con financiamiento privado, de la que puede beneficiarse la enseñanza pública también. Para una sociedad que solo conoce un único modelo educativo, provisto por el Estado, las nuevas formas de gestión de la educación implican desafíos por los que se tendrán que entablar un marco jurídico específico, aparatos y mecanismos estatales que velen por la implementación de una educación cualificada y equitativa como corresponde.
Una de las interrogantes claves es desde este instante que, bajo estas nuevas formas de gestión educativa, el derecho a la educación, a todos sus niveles, se respetará, garantizará y protegerá. Esta paradoja, antes de caer en reduccionismos que inclinen la balanza, por una parte, a un modelo totalmente público o, por el contrario, a otro más neoliberal, habrá que resolverla. En cualquier caso, la enseñanza privada debería estar dispuesta al desarrollo de la sociedad, al intercambio de conocimientos y resultados investigativos, a la promoción y facilitación de becas y financiamiento.
2- ¿Cómo reconstruiría Ud. el sistema universitario y los programas de investigación científica teniendo en cuenta la cooperación internacional, la autogestión de las investigaciones y la transparencia institucional?
Aunque la realidad supera cualquier modelo organizacional, considero que se deben crear mecanismos e instituciones que, en lugar de obstruir con artilugios burocráticos, su premisa sea incentivar e impulsar la gestión universitaria, como pauta para el desarrollo del país. Por supuesto que se deben realizar desde unos estándares consensuados con la política educativa nacional, y fundamentos éticos, en consonancia con el respeto a los Derechos Humanos, el cuidado al medioambiente, la soberanía del país y los requerimientos en torno al uso de las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial responsables. Además, habría de incorporarse una visión holística del sistema educativo y su impacto en cada aspecto de la vida, la sociedad y la política del país, para tener una mayor comprensión de la sociedad.
3- ¿Qué aspectos considera fundamentales para impulsar una interrelación objetiva entre la comunidad universitaria y el sector empresarial?
En una sociedad que aspira al desarrollo y a la participación ciudadana, un elemento clave es el vínculo con el sector empresarial y sus diversas formas de gestión. De hecho, la complementariedad entre ambos sectores es indispensable para el país y una política de Estado que genere una relación de sana convivencia entre ambos sectores. La retroalimentación de ambas partes, sector educativo y empresarial, y la visión de conjunto, permitirán concentrar los esfuerzos de manera estratégica, generar zonas de interés y de investigación en beneficio de la sociedad, y empleos que sostengan modelos responsables, plurales y abiertos. Estas son solo algunas áreas en la que se pudieran implementar programas específicos.
4- ¿En su criterio qué trasformaciones son necesarias para actualizar la educación de pregrado en su especialidad en Cuba?
En las circunstancias actuales, y como respuesta a la crisis en el sistema educativo, se deberá asumir la modernización de los programas de estudio e investigación a partir de estándares internacionales. Además, se debe constituir mecanismos por parte de la institución universitaria que incentiven la realización de posgrados en universidades y centro de estudios superiores en otros países al profesorado universitario, para elevar la calidad de los docentes e investigadores. A consecuencia de esta política, la generación y promoción de publicaciones de alto impacto social y académico, en las áreas de la docencia y la investigación, deben convertirse en políticas institucionales. Asimismo, tampoco se puede pensar en una educación superior sin un acceso ilimitado a internet en los centros universitarios, cuando una parte de la información transita por esa red, y tampoco sin un intercambio constante y recíproco con instituciones internacionales. De igual modo, la necesidad de establecer, garantizar e impulsar políticas públicas transversales que posibiliten el acceso a los estudios superiores como Derecho Humano.
5- La formación de postgrado ha sido cuestionada debido a la expedición de títulos de doctorados en favor de los altos cargos del Partido Comunista y la expulsión de sus programas de científicos críticos con el sistema político. ¿Qué acciones se deben impulsar para alcanzar los estándares internacionales de calidad académica y garantizar el rigor docente?
Es una pregunta en sí misma compleja, porque da entender que los “altos cargos del Partido Comunista”, per se y ejerciendo su función, no pudieran acceder a la superación de posgrados, o que la “expulsión de programas de científicos críticos con el sistema político” implicaría, por solo serlo, de alta novedad científica, sin que se le pueda oponer o rebatir científica o académicamente. Umberto Eco se encargó de estas paradojas; lo cual no quiere decir, que no sean preocupantes en un sistema cerrado y parcializado como el cubano.
Sin embargo, en el contexto de la crisis educacional en la actualidad, y como parte de la crisis sistémica que vive el país, solo evidencia la parcializada y pobre política educativa, cuyos estándares se fijan en función, no del interés de la ciencia o la academia, sino de una élite que prolonga una ideología que no se pone en duda, sino que es legitimada desde prácticas autoritarias. Para ello, es imperiosa la separación de competencias y potestades de las autoridades universitarias y el profesorado y los investigadores, mecanismos de protección de los derechos de estos últimos; así como un comité de transparencia, sin colores políticos o ideológicos, que sea quien dictamine de acuerdo con la veracidad de los acontecimientos.
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Es un tema extremadamente complejo. En esta como en otras esferas, el éxito futuro dependerá de la seriedad y meticulosidad del marco legal del que seamos capaces de dotarnos, durante el periodo inicial de una hipotética refundación de la República. Hay temas en los que, si no acertamos al inicio, sera muy difícil corregir sobre la marcha cuando ya existan intereses creados.
Establecer un marco regulatorio adecuado para la educación pública y privada es esencial; pero el obstáculo mas importante que tendrá nuestro sistema educativo, al menos inicialmente, será su financiamiento.