Los cubanos deben tomar la senda reconstituyente en busca de un nuevo futuro para el país. Un proceso así debe ser capaz de integrar a todos los cubanos o estará, una vez más, condenado al fracaso
Respuestas de Elena Larrinaga al dossier de Cuba Próxima titulado «Hará falta construir un puente hacia la libertad», coordinado por Lennier López, donde también participan Alberto Guadalupe, Frisia Batista, Michel Fernández, Ileana de La Guardia, Manuel Cuesta Morúa y Diana Mendiluza.
1- La estrategia Shanti impulsa una agenda que pretende solucionar, de manera pacífica, los obstáculos que actualmente dificultan la convivencia cubana y la posibilidad de una sociedad y un Estado democráticos. Lo sostiene en la necesidad de revertir la violencia social e institucional, incluso cultural, por medio de un «ciudadanía cívica» en pro de la «paz necesaria». Esto, de acuerdo con un criterio legítimo de soberanía que refrenda el ejercicio irrestricto de todos los derechos de la dignidad humana en todo el territorio del país por todos los cubanos. ¿Qué opina usted?
La persona es un ser social por naturaleza; de modo que la vida transcurre a través de relaciones, comunicación, convivencia. Los cubanos hemos vivido en el enfrentamiento y la deslegitimación, y esto nos fuerza a buscar el entendimiento. Para ello habrá que incorporar conceptos tales como la paciencia, la escucha, el respeto a las ideas y opiniones de los demás, y el disentir con respeto. Sólo así podremos reconstruir la nación cubana y Shanti es un modelo que responde a esta necesidad a la perfección. El comportamiento cívico es la única respuesta posible.
2- Un nuevo texto constitucional democrático suprimiría el contenido del actual artículo 5 e incorporaría el pluralismo político como derecho. Sin embargo, ello sólo podría resultar de un proceso constituyente con participación de todos los sectores socioeconómicos y las distintas posiciones políticas y corrientes de pensamiento, incluida la diáspora, a través de dinámicas libres, plurales y democráticas, de genuino diálogo y concertación. Lo cual será imposible sin el inicio previo de una ruta democratizadora que facilite el ascenso de estos sectores social, económicos y político. Para ello, algunos sugieren comenzar por la modificación de ese quinto artículo de la presente Carta Magna, que quizá podría quedar de este modo: «la ciudadanía, en el ejercicio de la soberanía popular, puede organizarse políticamente, según preferencias, para trabajar por los fines establecidos en esta Constitución». ¿Qué sugiere usted?
Indudablemente hay que transitar de una Constitución ideológica a una asentada en el Estado Constitucional Democrático de Derecho, que otorgue supremacía a la Carta Internacional de Derechos Humanos. El artículo 5 de la actual Carta Magna bloquea cualquier posibilidad para el desarrollo y la libre participación de los ciudadanos en cualquier ámbito de la vida en Cuba. La simple derogación o incluso modificación de este podría abrir una ventana de aires de libertad. Entendiendo que los procesos políticos tienen su procedimiento y este podría ofrecer un buen comienzo.
3- ¿Sería posible algo así? ¿Qué sectores y actores significativos podrían proponérselo y cómo avanzar en ello? ¿Y el oficialismo actual?
No sólo sería factible sino posible y necesario. Para lograrlo sólo haría falta voluntad política de las partes, del Gobierno y la oposición. Ejemplos tiene la historia.
4- El artículo 3 de la Constitución de la República de Cuba establece que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Sin embargo, el artículo 5 impone al PCC como fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. En tal sentido, según este esbozo el poder descansa en la ciudadanía, pero el PCC está por encima de ella. Es decir, estamos ante un galimatías siniestro. ¿Quizá debemos restablecer la igualdad política, los derechos y el pluralismo políticos? ¿Qué más puede hacer la sociedad civil cubana que no haya hecho ya y en que estrategias debe seguir insistiendo?
Yo definiría a la Constitución cubana como maquiavélica, en el sentido de que el fin justifica los medios. Todo vale para mantener el poder. Los cubanos deben tomar la senda reconstituyente en busca de un nuevo futuro para el país. Un proceso así debe ser capaz de integrar a todos los cubanos o estará, una vez más, condenado al fracaso.
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