Cuba tendría que reintegrarse al conjunto de instituciones financieras internacionales porque no puede continuar aislada de los mecanismos financieros de carácter multilateral y regional.
Respuestas de Juan Carlos Albizu-Campos al dossier de Cuba Próxima titulado “Cuba necesita reemplazar el actual modelo económico empobrecedor”, en el que además participan Mauricio De Miranda Parrondo, Omar Everleny Pérez Villanueva, Pavel Vidal Alejandro y Tamarys Lien Bahamonde Pérez.
1- Cuba padece una crisis -nacional- con una pobreza creciente, quizá endógena. ¿Será posible salir de esta crisis y lograr bienestar sin una liberalización profunda de la económica, con la participación de todas las potencialidades nacionales y extranjeras posibles?
La crisis es sistémica y tiene un carácter estructural. Y ello tiene que ver con un modelo de sociedad basado en el ejercicio centralizado del poder que ha invertido la relación entre política y economía, así como con el efecto de contracción económica que ha tenido el embargo/bloqueo desde 1960. Al decir de Torres y Echevarría (2021), da cuenta de “un patrón histórico de crisis económicas recurrentes derivadas de choques externos negativos conjugados con errores internos”.
Contrario a la definición marxista de “la política es la expresión concentrada de los intereses económicos de la clase dominante”, lo que propone es que todas las dimensiones de la sociedad, incluyendo la economía, dependen de la visión política de la máxima dirigencia del país, basada en la exclusividad de un solo partido político sobre la conceptualización de la propia sociedad.
Así, desde muy temprano en la segunda mitad del siglo XX y hasta la actualidad, el país ha tenido que atravesar diversas fases agudas de crisis económica. Al menos, podrían enumerarse:
– Crisis del modelo de financiamiento presupuestario. 1968-1974.
– Crisis de estancamiento del modelo de cálculo económico (período de “rectificación de errores”). 1985-1990.
– Crisis del llamado “Período Especial en Tiempos de Paz”. 1991-1995.
– Crisis de desvertebración del sector azucarero, iniciado en 2002, y desmontaje del complejo agroindustrial.
– Crisis de recentralización y la ralentización económica iniciada en 2006, descapitalización de la infraestructura y el equipamiento, y consecuente recesión posterior: el modelo económico como obstáculo al desarrollo (Pérez V., 2010).
– Colapso de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional. 2007-2009.
– Contracción del turismo y las remesas. Crisis financiera nacional.
– Crisis de sostenibilidad del modelo. 2013-2019.
– Crisis combinada de Pandemia- Cierre de País- “Ordenamiento Económico”. Desde 2020.
Este sucinto recuento, por demás incompleto, no hace otra cosa que poner en evidencia que el actual modelo económico en Cuba, tal y como está concebido, aplicado y operado, no es reformable. Todas esas crisis no hicieron otra cosa que mostrar que se trata de un proceso sistémico, con fases agudas en determinados períodos, que lo que hicieron fue agravar un malfuncionamiento económico que solo ha sido disimulado por un fuerte financiamiento proveniente del exterior, que, al verse interrumpido, se manifiesta con mayor fuerza, en tanto las condiciones que afectan el nivel de productividad en la economía y la inversión de capital, siguen estando presentes.
Un nivel muy bajo de actividad económica de la población (sólo 4,8 millones de ocupados de los poco más de 7,6 millones de habitantes en edad laboral, aptos y calificados), así como un profunda deformación estructural en las inversiones que continúa privilegiando el sector inmobiliario y de turismo, 46% de toda la inversión en 2021, contra 5,9% en el sector agropecuario (en un país con notable inseguridad alimentaria), y que en 2022 se redujo a menos de 3%, 0,6% en ciencia e innovación tecnológica, 0,6% en educación y 2,9% en construcción, reduciéndose a 1,7% en 2022, así como 9,4% en suministro de electricidad, gas y agua, que se redujo a 6,6% también en 2022.
Y ello es el resultado de una concepción del modelo en que no existe espacio para la participación de todas la potencialidades nacionales e internacionales posibles, lo que sólo sería viable en un contexto de liberalización económica profunda en la que participen todos los actores. Lo demuestra además el “tira y jala” de las reformas y contrarreformas de las que las MIPYMES han sido las principales víctimas.
Así, se suceden unas tras otras las crisis de desabastecimiento de todo tipo, de combustible, de energía, de descapitalización de la industria manufacturera (sólo 12,8% de la inversión en 2021, la más baja de la región latinoamericana) y la industria azucarera, que pasó de 2,0% a 0,4% en ese bienio. Todo ello acompañado de una notable incapacidad de recuperación ante fenómenos de todo tipo que han azotado al país, desde los naturales hasta accidentes devastadores.
Empantanadas en el miedo e ideológicamente desestructuradas, las autoridades (representantes de la clase dominante) no perciben la necesidad de una reforma real y efectiva que permita una verdadera liberación de las fuerzas productivas y la consecuente transformación económica del país. Ante la posibilidad de dirigir el país hacia un modelo de prosperidad, que también tendría que enfrentar la solución de las desigualdades generadas en las últimas seis décadas, ha preferido escoger lo que llaman “continuidad” del vigente modelo de “equidad con miseria” (igualdad en la pauperidad, diría Martí), cuyos resultados saltan a la vista: una depreciación de la moneda de 95,83% (Bloomberg, 2022), el producto interno bruto per cápita más bajo del hemisferio occidental (EIU, 2022), así como el más elevado índice anual de miseria, a nivel global (Hanke, 2022), impulsado por un récord de inflación, que alcanzó niveles entre 740%, EIU 2022); 1.221% (Hanke, 2002) y 1.840% (Peña, 2022).
Mientras, en una aplicación perversa del modelo de “Salida, Voz y Lealtad” de Hirshman, ganan tiempo “promoviendo” la salida masiva de la población, que estimaciones recientes han cifrado en 3,5% sólo en 2021, la principal crisis migratoria de la historia de Cuba.
Al decir de Mesa-Lago, “no es factible salir de la crisis con las políticas actuales”. Y tanto “China como Vietnam demuestran el fracaso del modelo socio-económico cubano”. Diría De Miranda (2021) “La situación de la economía cubana es tal que requiere de una especie de Plan Marshall. El país carece de fuentes internas de acumulación para afrontar el desarrollo económico y ya no tiene un aliado «especial» que le transfiera recursos por consideraciones políticas”, mientras que es el propio actual modelo político-económico el principal freno a la salida de la crisis actual y el desarrollo ulterior del país, pues en él se producen y reproducen los frenos que impiden el avance.
2- ¿Cuáles podrían ser los fundamentos de un modelo económico orientado al desarrollo y al bienestar general, que establezca al trabajo como valor que sustenta la riqueza individual y social?
Tendría que ser endógeno, sostenible e integral. Tendiente a un cambio profundo de paradigma del sistema, que bien puede orientarse hacia un modelo mixto, tal y como lo muestran los países escandinavos o Vietnam. En todo caso, tiene que ser un modelo orientado hacia el desarrollo humano. Según los reportes del Índice de Desarrollo Humano 2007, 2017 y 2021-2022 (PNUD 2008, 2018 y 2023), Cuba retrocedió 32 puestos en el ranking internacional del índice de desarrollo humano, pasando del lugar 51 en 2007, al 73 en 2017 y cayendo al 83 en el bienio 2021-2022. Tal retroceso no tiene equivalente a nivel global.
Así que la recuperación en ese sentido, y el avance futuro, sólo podría ser posible desde modelos como el de Economía Circular que, unido a los recursos que podrían obtenerse con la aplicación de un importante paquete de ayuda internacional, podría esperarse que la economía del país podría empezar a superar el estado de postración al que ha sido llevada, en primer lugar, debido a la obstinación de las autoridades, negadas a implementar cambios en la naturaleza en el modelo, dedicadas e implementar soluciones, tipo “parche”, ante situaciones de emergencia coyunturales.
3- ¿Será posible salir de la crisis y lograr un modelo económico eficaz sin avanzar en la devolución de la soberanía al peso cubano?
Habría que empezar por afrontar el problema de la convertibilidad internacional del peso cubano. Todo lo demás será inocuo, y sólo contribuirá a prolongar una situación que, de hecho, es insostenible. Ya se ha probado hasta la saciedad. La dificultad radica en que la carencia de fuentes internas de acumulación que padece el modelo es el principal obstáculo, a mi modo de ver, insalvable.
Mientras, la propia desconexión de Cuba de los circuitos tradicionales de instituciones financieras, entre otras cosas debido al propio embargo/bloqueo implementado por Estados Unidos, hace virtualmente imposible un financiamiento externo que sería imprescindible.
La solución plausible, no exenta de dificultades, sería sustituir el CUP por cualquiera otra divisa que aparezca disponible y que se nos permita su uso, aunque el país no pertenezca a ninguna zona comercial internacional. En términos de dolarización, ejemplos en la región son varios, desde Panamá, El Salvador hasta Ecuador. Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino usan el euro y acuñan sus propias monedas en virtud de acuerdos firmados con miembros de la Unión Europea. También Montenegro y Kosovo, sin entrar en ningún acuerdo legal con la Unión Europea, así como Macedonia del Norte, por sólo mencionar algunos ejemplos.
4- ¿Cuba tendría que negociar con las tradicionales Instituciones Financieras Internacionales? ¿Con cuáles otras sería conveniente?
En mi opinión, Cuba tendría que reintegrarse al conjunto de instituciones financieras internacionales porque no puede continuar aislada de los mecanismos financieros de carácter multilateral y regional. Entre ellas, deben destacarse: el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), CAF-Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Pagos Internacionales, Consejo de Estabilidad Financiera y el Fondo Latinoamericano de Reservas.
5- Salir de la crisis quizá también demanda procurar inversiones extranjeras y nacionales que recuperen los sectores industrial y agropecuario, así como la infraestructura de vías, transportes y comunicaciones. ¿Cómo lograrlo?
Un paso imprescindible será una redefinición de la Ley para la Inversión Extranjera. No es posible admitir, en ninguna circunstancia, una Ley que sólo ofrezca oportunidad de inversión sólo a extranjeros que quieran hacerlo. En una época que muchos recordarán, a eso se le llamaba “entreguismo”, con todo lo que ello significa. Tiene que haber un cuerpo legal común para todos los posibles inversores, sean extranjeros o nacionales, en el que se regule el proceso de inversión.
Además, debe dejarse de lado aquello de la “carpeta de oportunidades” para la inversión, que al convertirse en un instrumento mandatorio, lo que provoca es que al inversionista interesado se le obliga a invertir en los sectores, ramas y actividades de interés para el Estado, sin tomar en cuenta que, siendo los dueños de los fondos a invertir, no necesariamente sus interese de inversión coinciden con los del Estado y entonces sus intereses en otros espacios quedan marginados.
Pero lo que es fundamental es que Cuba se encuentra completamente fuera, y aislada, de las llamadas globales de creación de valor. Sólo a través de una integración sólida a las cadenas globales de valor, habrá posibilidades reales de generar desarrollo económico y riqueza nacional. Y con ello no sólo se garantizaría acceso a volúmenes importante de inversión extranjera directa y acceso a las cadenas globales de suministro, sino que igualmente a una exportación sostenida de bienes y servicios. Seguir insistiendo en la autarquía en ese sentido, no sólo es arcaico, sino que constituye el primer obstáculo al acceso a recursos financieros y a la modernización tecnológica y a la diversificación logística que el país demanda.
Un primer e importante paso sería el aprovechamiento de las nuevas oportunidades de integración a partir de lo que hoy se conoce como nearshoring y que han aparecido a nivel internacional con mucha fuerza y que permite el acceso a nuevas tecnologías, know-how, flujos de capital, cadenas de suministro, cadenas de exportación y la integración a regiones unificadas, con mercados meta.
6- Quizá urge un cuerpo legal que garantice una auténtica dinámica económica, con instituciones eficaces y auténticos desempeños judiciales. ¿Qué opina usted?
Nada de lo anterior sería posible sin una sólida restructuración jurídica que se convierta en un verdadero soporte de un profundo proceso de liberalización económica. No habrá inversión extranjera si Cuba continúa, en ese sentido, siendo catalogado como un país de “alto riesgo” para la inversión.
Urge un marco legal que sustituya el vigente en materia económica y que esté enfocado, en primer lugar, a la protección de la propiedad y del cumplimiento de las condiciones contractuales en las que se sustenta toda la actividad económica y comercial, tanto a nivel nacional como internacional, y que conecte al país con las prácticas internacionales en ese sentido, y sea garante del cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Estado en cualesquiera materia, comenzando por la devolución del dinero recibido en forma de préstamo, tanto a nivel privado, como público o desde Instituciones Financieras.
7- Al parecer en el futuro próximo serán amplios y diversos los segmentos sociales que necesitarán ayuda humanitaria. Tal vez esto sea imprescindible aun si comenzara una reforma económica eficaz, pues ello requerirá de cuantiosos recursos, mucho esfuerzo y tiempo prolongado. ¿Habría que sostener una suficiente institucionalización de la gestión humanitaria?
Como ya se dijo antes, Cuba deberá transitar desde el actual modelo de “igualdad en la miseria” hacia un modelo de desarrollo económico y de prosperidad en el que deberá enfrentar la solución de la desigualdad desde la creación de fondos de contención que garanticen la resiliencia de los grupos vulnerables y de aquellos que se encuentran en peor condición. Seguramente requerirá de una fuerte inversión, esfuerzo y tiempo en la solución de los problemas y las deformaciones actuales que padece la población. Un primer paso sería el reconocimiento oficial de que el país se encuentra en una verdadera situación de emergencia y demanda un fuerte compromiso de todas las agencias de ayuda y fondos internacionales y para la gestión humanitaria.
De hecho, las Ciencias Sociales en el país son capaces de ofrecer una fotografía “fina” de todo un inventario de los problemas que se han ido documentando en las últimas décadas y que muchos están incluso por ser reconocidos por las autoridades.
SOBRE LOS AUTORES
( 1 Artículos publicados )
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Excelente propuesta !!!
Considero el artículo muy bueno y que se someta a consideración de los economistas.
El autor debe revisar la afirmación sobre el Sistema de financiamiento presupuestado pues junto con el de Autogestión fracasaron en el 66 y se implantó lo que he llamado ¨nefasto¨ Sistema de registro económico, un engendro que hasta hoy nos daña.