Este documento es un programa político, económico, social y jurídico que pudiera servir como guía en un proceso de transición democrática en Cuba. Se ha repetido mucho en los últimos años que carecemos, en el espacio público cubano, tanto en el tangible como en el virtual, de propuestas de transformaciones identificables por la población cubana como posibles soluciones a sus problemas reales.
El Centro de Estudios «Cuba Próxima» hizo público el documento titulado «La Cuba que queremos», una propuesta para refundar la República. Sobre ello opinan integrantes de su Junta Directiva, Julio Antonio Fernández Estrada, Elena Larrinaga, Michel Fernández, Lennier López e Ivette García.
Julio Antonio Fernández Estrada: El Centro de Estudios sobre el Estado de Derecho, «Cuba Próxima», hizo público el pasado 18 de septiembre el documento titulado «La Cuba que queremos».
Este documento es un programa político, económico, social y jurídico que pudiera servir como guía en un proceso de transición democrática en Cuba. Se ha repetido mucho en los últimos años que carecemos, en el espacio público cubano, tanto en el tangible como en el virtual, de propuestas de transformaciones identificables por la población cubana como posibles soluciones a sus problemas reales.
«Cuba Próxima» entrega un documento coral, como casi todos los trabajos que emprende, que es él mismo un esfuerzo de conciliación ideológica y política, en busca de mejorías para la vida cotidiana de los cubanos y cubanas y para eso hemos producido un documento claro y preciso sobre lo que puede ser Cuba.
Creo que lo que caracteriza el programa de «La Cuba que queremos» es la responsabilidad con Cuba y los cubanos, el compromiso con el futuro inmediato y mediato de nuestro país, la seriedad a la hora de pensar los problemas de la patria y la amplitud de miras en el momento de buscar soluciones a los dilemas acumulados por décadas.
El resultado es un documento que prioriza la democracia como método y como derrotero político, la república como forma de gobierno que contendría mejor a la democracia, los derechos humanos, como estandarte de la libertad humana individual y colectiva, que nos debemos, el estado de derecho, como marco legal e institucional de la democracia, la república y los derechos humanos, y la justicia social, como suelo y horizonte donde construir todo lo anterior.
Considero que «La Cuba que queremos» es un documento, además, a la altura de los problemas de la humanidad más allá del contexto cubano. Es una propuesta que no se olvida ni desconoce el contexto internacional en que nos debatimos como nación y por eso se siente un aliento de humanismo y comprensión cultural universalista, antes, durante y después de nuestros propios asuntos.
Finalmente, creo que «La Cuba que queremos», es una propuesta a la altura de la cultura cubana, que hace justicia a lo que Cuba ha significado en la historia de la humanidad, que asume e incorpora teorías y prácticas políticas de lo más avanzado de las experiencias democráticas en el mundo y que devuelve a nuestra gente la sensación de que se piensa en ella con respeto y por qué no, con devoción.
Elena Larrinaga: El Centro de Estudios «Cuba Próxima» acaba de publicar el documento «La Cuba que queremos», una propuesta para refundar la República.
Si entendemos el compromiso como la palabra que expresa con valentía nuestras intenciones, como el deseo de una acción que hable más alto que nuestras palabras, y como el material con el que se forja el carácter para poder cambiar las cosas, creo poder aseverar que «compromiso» es una de las cualidades de la iniciativa «La Cuba que queremos», cuyo objetivo es plantear públicamente el deseo manifestado y transmitido por tantos cubanos del interior y la diáspora para el futuro de la nación.
El documento es claro y preciso en su exposición; no da lugar a interpretaciones equívocas, cuestión no menor por la importancia de lo que en él se plantea.
Todos tenemos una voz interior que nos recuerda nuestras limitaciones y nuestros miedos, que reproducen todas las críticas que almacenamos, y por eso el documento para mi supone también, el triunfo diario de la integridad sobre el escepticismo, sobre el no dejarse vencer y seguir defendiendo abierta y claramente lo que uno considera lo mejor para el futuro de Cuba.
A su vez, quizá lo más importante, es una propuesta muy bien intencionada y trabajada, que se comparte, lo cual no significa que tenga que gustar a todos.
Sólo pretende ser un pequeño aporte sincero.
Michel Fernández Pérez: El proyecto que «Cuba Próxima» presenta titulado «La Cuba que queremos» es el resultado de la confrontación y debate de ideas de cubanos que creemos que el futuro de Cuba puede ser diferente, con pluralismo político, respeto de todos los Derechos Humanos y la posibilidad de tener una vida digna, sin la angustia de la sobrevivencia y la falta de esperanza.
«La Cuba que queremos» es la evidencia indubitada que desde la oposición política cubana hay un programa de cambio social capaz de colocar a Cuba en el camino de la democracia y la libertad; a diferencia del gobierno actual, incapaz de implementar sus propias políticas y sin la sabiduría y la voluntad política de hacer los cambios imprescindibles para devolver la esperanza al pueblo cubano.
Este programa tiene una combinación de propuestas muy objetivas que de aplicarse significarían una transformación casi inmediata de la realizad social y contiene elementos programáticos de implementación a largo plazo, tales como la reivindicación de la idea de la Renta Básica Universal como fundamento para alcanzar la mayor libertad posible de todos los cubanos.
Los que participamos en este proceso, somos conscientes que esto es solo una propuesta, que como tal podría ser modificada y enriquecida si fuera posible la participación de todos los cubanos. Como programa político, aboga por la reconciliación y la refundación de la Republica sin violencia y sin venganzas, pero sí con justicia y sin olvido. Parte de los Derechos Humanos como núcleo central para el desarrollo de la sociedad y el Estado, y no los ve sólo como una herramienta jurídica sino como un presupuesto básico en el actuar del gobierno y el Estado, algo que será esencial para superar la lógica totalitaria del modelo cubano que ha infiltrado todas las áreas de la vida social.
Si hay algo de lo que estamos seguros es de la capacidad de las cubanas y cubanos de reconstruir la patria, pero antes que eso suceda es necesario lograr el cambio político, y la única vía posible para eso es lograr que los cubanos sean capaces de organizarse y hacerle frente a un régimen, que tiene todas las herramientas de represión y no duda en usarlas, pero que cada día pierde más legitimidad y continúa hundiendo a Cuba en la miseria. La disyuntiva es clara, o la continuidad de la pobreza y la represión o el cambio político. La otra opción, la de la violencia, seria funesta para Cuba y continuaría el ciclo de poner a unos cubanos contra otros.
«La Cuba que queremos» es un sueño, pero un sueño posible. Ojalá sirva para mostrar un nuevo camino. Todas y todos estamos invitados.
Lennier López: Una vez alguien me dijo que Cuba era una cruz pesada y de la que no podría librarme. Cuba molesta, duele, cansa y decepciona. Pero esto no es porque los cubanos tengamos ninguna maldición o porque entre nosotros no exista posibilidad alguna de convivencia pacífica y respetuosa. No, Cuba ha sido y sigue siendo una cruz para muchos porque nosotros le hemos fallado a Cuba y a nosotros mismos. Es ya tiempo de aceptar nuestra responsabilidad en la crisis cubana. Es hora de mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos qué hacemos mal y qué podríamos hacer mejor.
«La Cuba que queremos» es en parte el resultado de esta introspección cívica. Y de ese largo proceso inquisitivo emana lo propositivo. «La Cuba que queremos» es la que quieren muchos, pero no es la única Cuba querida. Hay otros sueños y anhelos para la Cuba futura que seguramente no están reflejados aquí. En ese sentido esta Cuba que queremos respeta esas otras Cubas y desea sinceramente que sus propulsores tengan la misma oportunidad que el resto de ponerla en marcha. Para ello, «La Cuba que queremos» se fundamenta en la reconciliación, la convivencia pacífica y el respeto a los Derechos Humanos.
Somos conscientes de que «La Cuba que queremos» no es posible hoy fundamentalmente porque quienes gobiernan en Cuba se niegan a abrir el país a sus hijos. Sin embargo, solo por esta imposibilidad -larga, pero en fin de cuentas temporal- no podemos renunciar a pensar, debatir, proponer y, en general, aprender a ser demócratas. Eso sería tan insensato como negar la existencia del poder despótico que enfrentamos. «La Cuba que queremos» es también una donde la democracia no se entiende como una meta inerte en el horizonte. «La Cuba que queremos» se fundamenta en la creencia de que la democracia se debe practicar todos los días.
La ausencia de democracia en Cuba hace muy complejo que los cubanos podamos ser demócratas. No somos ingenuos. Un régimen político tiene la capacidad de moldear el comportamiento de los ciudadanos. Un régimen democrático tiende a incentivar el civismo, mientras que un régimen dictatorial tiende a hacer exactamente lo contrario. Pero no hay determinismo aquí. Los ciudadanos también podemos redimirnos aun cuando las reglas del juego nos empujan al servilismo, al extremismo, a la intolerancia y a la ignominia. «La Cuba que queremos» es también una donde podamos desterrar poco a poco estos vicios.
Ivette García González: En mi consideración, «La Cuba que queremos» es de los documentos de «Cuba Próxima» mejor logrados. Como su nombre sugiere, resulta de la inteligencia colectiva como propuesta de plataforma de futuro para la nación desde sus propias necesidades y potencialidades. Un horizonte –para los sectores democráticos y la ciudadanía en general – por el que vale la pena empeñar esfuerzos.
Constituye una actualización en virtud de la intensidad e impacto de los cambios y procesos sociopolíticos desde 2022 a escala internacional y de Cuba. La crisis sistémica se acelera y profundiza en la Isla, como la polarización política, la tensión social y la desesperanza acompañados del éxodo masivo. De ahí la pertinencia de una alternativa republicana y democrática para el cambio con visión prospectiva, holística, inclusiva y pluralista.
Algunos significativos aportes de «La Cuba que queremos» son:
– Refleja los cambios principales que sobrevendrían como respuesta a los grandes problemas de la nación en diez esferas claves que se muestran articuladas de modo coherente: Derechos Humanos; Estado democrático; elecciones libres; sociedad civil; desarrollo económico y bienestar; defensa del trabajo; cultura y educación; protección social; orden público, defensa y seguridad; y relaciones internacionales. Además, dos importantes referencias vinculadas a la necesidad de una nueva Constitución y un proceso de reconciliación nacional.
– Tiene un potencial de gran utilidad y pertinencia para articular consensos al interior de los sectores democráticos y de la ciudadanía donde persiste una amplia zona de silencio.
– La centralidad y transversalidad que se le otorga a tres aspectos claves que constituyen pilares en el diseño: Derechos Humanos, vocación republicana y democracia como principio rector del funcionamiento de la sociedad.
– Deja sentado el compromiso del colectivo intelectual de «Cuba Próxima» con otros documentos e instrumentos importantes relacionados con la propuesta: sobre la cuestión electoral, la nueva Constitución y el proceso de reconciliación al que tendrá que abocarse la nación.
Aun cuando podrían sintetizarse algunos aspectos, procurar nuevos equilibrios o agregar otros elementos de acuerdo con la evolución del contexto, «La Cuba que queremos» es ya una importante, oportuna y movilizadora plataforma. Ofrece una visión compartida sobre y para Cuba en términos de valores, principios y transformaciones que responden a aspiraciones fundamentales de la ciudadanía. Muestra el resultado de un eficaz ejercicio democrático de articulación de consensos desde diversas corrientes de pensamiento y posturas políticas e ideológicas.
No son las crisis las que producen los cambios, sino la esperanza, contar con alternativa, creer en ella y comprometerse. Lograr que arraigue en la ciudadanía, que sigue siendo el principal reto de todas las propuestas de cambio para Cuba.
«La Cuba que queremos» muestra un horizonte al que podemos llegar como nación. Al mismo tiempo, constituye un documento de trabajo que podría ser utilizado de varias maneras: para elaborar propuestas específicas, proyecto de país, programa mínimo para el cambio, herramienta para hacer política concreta que favorezca el clima e impulse la transición.
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