En una sociedad estructuralmente racista como la nuestra, definir lo cultural sin caer en clasismos no es tarea fácil. No es el reggeatón, cultura? No lo es una conga? A ritmo de conga es que se demanda hoy en Cuba libertad, democracia y bienestar plenos.
Yennys Hernández Molina responde a Cuba Próxima.
¿Sin acceso a la cultura serían posibles la libertad, la democracia y el bienestar plenos del individuo y la sociedad?
Quizá deba aclararse a qué nos referimos con “cultura”, puesto que esta es entendida como algo abarcador e intrínseco a las sociedades. La propia existencia humana está ligada a la cultura. Libertad, democracia y bienestar plenos son apenas parte de eso que llamamos humanidad. Desde este punto de vista, no “acceder a la cultura” es un imposible.
Ahora bien, si consideramos “cultura” a lo que llamamos “manifestaciones artísticas”, quedaría igualmente pendiente definir qué se considera como tal y desde qué lugar se enuncia. En una sociedad estructuralmente racista como la nuestra, definir lo cultural sin caer en clasismos no es tarea fácil. No es el reggeatón, cultura? No lo es una conga? A ritmo de conga es que se demanda hoy en Cuba libertad, democracia y bienestar plenos.
¿Cómo podría un país pobre garantizar una educación universal extendida y elevada, y obligatoria hasta culminar los estudios de nivel medio?
Lo primero es priorizarlo, invertir en ello, que forme parte del plan de desarrollo del país. El desarrollo social, económico y tecnológico de una nación dependen, en buena medida, de tener personas preparadas y esto, a su vez, depende de un buen sistema educativo. Es una inversión a largo plazo.
¿Necesita Cuba el desarrollo de la formación pedagógica y docente en tanto carrera? ¿Cómo lograrlo?
Como carrera, la formación pedagógica y docente existe en Cuba, incluso desde antes el 59. En los últimos años, se ha estado incorporando, además, formación pedagógica para docentes universitarios recién graduados de otras carreras. El problema está en la calidad de esa formación. Como en cualquier otro campo, existen buenos profesionales, pero no es la generalidad. Urge, por ejemplo, apartar de la docencia esa mala yerba que nombran “formación político-ideológica”. Otra cosa que apremia es la actualización de los contenidos y de los métodos de formación; no solo en el sentido del uso de las TICs, sino más bien en una visión global que pueda situar a Cuba en un contexto internacional. En resumen, se necesita una transformación educativa total y minuciosa, al igual que un “cambio de mentalidades”.
¿Qué opina tanto del derecho a la información como de la libertad de prensa? ¿Cómo imagina todo ello en el futuro de Cuba?
Tanto el derecho a la información como la libertad de prensa son esenciales para la democracia. El acceso a datos está estrechamente vinculado a la transparencia. La ciudadanía tiene derecho a saber cómo se maneja el país, en qué se emplea su dinero y cómo marcha cualquier indicador social de su interés. Estar informado es primordial para la toma de decisiones políticas. La libertad de prensa juega un papel fundamental en este sentido. ¿Se puede confiar en una prensa que solo responde a los intereses del estado? Las únicas restricciones aplicables a la libertad de prensa serían la veracidad de la información que se difunde y los discursos de odio. Así quiero imaginar el futuro de Cuba al respecto: transparencia, acceso a datos y una prensa diversa y veraz que no se haga eco de propagandas facistoides.
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