Mediante el presente programa convocamos a toda la intelectualidad y las personas con sentido común para entre todos y todas nutrir y convalidar nuevos caminos de redención, no es posible alentar el triste silencio de un sector significativo de la población.
Compartimos el prólogo de la profesora Teresa Díaz Canals, investigadora CUIDO60, a nuestro Cuaderno “Diez medidas en pro de una República democrática y próspera”
“Es la hora de los hornos, en que no se ha de ver más que luz”, José Martí
No parece que la situación de Cuba dé ya más espera que aquella a que nosotros mismos la invitemos, escribió José Martí en carta al General Máximo Gómez en 1887 —redactada por un grupo de cubanos— pero es obvio el estilo vital inconfundible de nuestro héroe nacional.
En el contexto actual cubano se hace imprescindible, dado el agotamiento extremo de las condiciones que vive su pueblo y la soberbia inaudita de quien ostenta la dirección del país, disponer de una propuesta de futuro para esta tierra que sufre, con la sencilla pretensión de que se reflexione con todos los grupos e individuos que aspiran a un cambio estructural profundo de la nación. En este programa encontrarán, además de las ansias de renovación, respeto, justicia sin venganza, visión de desarrollo sostenible, invitación a la reconstrucción física y moral de una sociedad devastada, acompañada al mismo tiempo de una feliz ausencia del atavío vulgar del odio.
Nuestra isla, como nunca antes, se encuentra en un momento crítico. No es posible continuar indiferente ante tanta ignominia, desigualdad, despotismo, desamparo absoluto de los sectores más humildes. Mediante el presente programa convocamos a toda la intelectualidad y las personas con sentido común para entre todos y todas nutrir y convalidar nuevos caminos de redención, no es posible alentar el triste silencio de un sector significativo de la población. Estamos muy conscientes de la imposibilidad de restablecer la imagen y el logro de una república verdaderamente martiana maldiciéndose, empujándose, abriéndose camino a mordidas y a codazos, arrollándolo todo, todo, por llegar primero.
Cuba Próxima evoca la importancia de las ideas. Así lo quiso Félix Varela, el primero que nos enseñó a pensar; así lo anhelaron José de la Luz y Caballero: Cuba no está preparada para gozar de la independencia: para que lo esté soy yo maestro de escuela y María Luisa Dolz. Sabían muy bien que hay palabra buena y palabra falsa, por ello exhortaron a que todo saber tiene que ser apaciguamiento, satisfacción, confianza y comunicación efectiva de una verdad que nos haga comunes, participantes, para que el espacio que habitemos sea adecuado.
Hoy más que nunca las circunstancias nos han obligado a comprender que esta tierra se hace apta por las plantas en sus diversas especies, no por la planta; se hace hermosa por las flores y no por la flor. La realidad plenaria cubana, tierra y alma, llegará a ser acondicionada por las ideas y no por la Idea. Así lo anheló también nuestro Martí, quien intentó establecer conferencias públicas en las que todos tuviesen el derecho de discutir lo que a todos convenía, pues el ejercicio de la libertad fortifica, pero el cultivo de la inteligencia ennoblece.
No decimos más. Séanos dado, ahora que podemos fundar o destruir, fundar.
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