El Gobierno de la Isla no tiene ya conciencia de la condición humana del pueblo cubano.
El cubano Leandro Muñoz Zamora, quien cumplía el Servicio Militar obligatorio, se suicidó este miércoles al lanzarse por la ventanilla de un ómnibus de una empresa militar. Esta muerte se suma a las de decenas de jóvenes reclutados por el Ejército durante un periodo reciente.
Dilucidar qué es más importante, la vida o la libertad, es profundamente filosófico y hondamente humano. Por un lado, la vida es el valor más fundamental, sin el cual todos los demás valores carecen de sentido, pero, por otro lado, la libertad es la piedra angular de una vida humana.
Para Leandro Muñoz Zamora, como para otros muchos jóvenes que les precedieron, la libertad era un bien muy preciado. Sin ella no tenía sentido vivir, pues les faltaba ese valor crítico tan necesario para el florecimiento humano. La capacidad de tomar las propias decisiones es el fundamento de las personas y sociedades; y, por supuesto, es el pilar y la finalidad de la democracia y el estado de derecho, responsables de garantizarlo.
De lo contrario, como sucede en Cuba, se vive a expensas de los actos de agresión y violencia, sin que los gobernantes impuestos por el PCC asuman responsabilidad ante la gravedad de lo que ocurre. Por el contrario, estos además siempre imponen sus caprichos e impiden a los cubanos perseguir sus sueños y aspiraciones. De igual manera, la ausencia de salud o de buena nutrición, entre otras carencias esenciales, agreden y ponen en peligro la importancia de la vida.
El Gobierno de la Isla no tiene ya conciencia de la condición humana del pueblo cubano.
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El comentario anterior de la Dra. Larrinaga me recordó el comentario que leí hace años en el escrito “EL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES AL FINAL DE LA VIDA” de la Dra. MARIJE GOIKOETXEA ITURREGUI (Profesora de ética de la Universidad de Deusto) quien plantea que decidir con libertad y responsabilidad quitarse la vida no es fácil, más bien es muy difícil, porque en el proceso de “salir de la vida”. Más aún, citando a Cassel, Chapman y Cravino ella nos recuerda que el sufrimiento que nos lleva a decidir acabar con nuestra vida “no se elige”, sino que se “padece”,-porque es ese “estar sufriendo” que afecta a su “ser” y a su i”dentidad personal”. Hago este comentario no solo para ilustrar el valioso comentario de la Dra. Larrinaga sino para expresar el sentimiento de responsabilidad que tenemos los adultos y los profesionales que estamos en contacto con esos jovenes. Tarea que no es nada fácil ni para padres, ni para maestros, ni para las figuras erepresentativas con las que están en contacto a diario. Gracias por permitirme comentar.