Debemos continuar logrando la articulación y la coordinación entre los diferentes actores sociales que comparten una visión democrática e inclusiva de Cuba, así como ampliar las alianzas con otros sectores de la sociedad que puedan sumarse al cambio
Respuestas Diana Mendiluza al dossier de Cuba Próxima titulado «Hará falta construir un puente hacia la libertad», coordinado por Lennier López, donde también participan Alberto Guadalupe, Elena Larrinaga, Frisia Batista, Michel Fernández, Ileana de La Guardia y Manuel Cuesta Morúa.
1- La estrategia Shanti impulsa una agenda que pretende solucionar, de manera pacífica, los obstáculos que actualmente dificultan la convivencia cubana y la posibilidad de una sociedad y un Estado democráticos. Lo sostiene en la necesidad de revertir la violencia social e institucional, incluso cultural, por medio de una «ciudadanía cívica» en pro de la «paz necesaria». Esto, de acuerdo con un criterio legítimo de soberanía que refrenda el ejercicio irrestricto de todos los derechos de la dignidad humana en todo el territorio del país por todos los cubanos. ¿Qué opina usted?
La estrategia Shanti se erige como una alternativa al status quo existente en Cuba. Como establece la propuesta: «a una violencia orgánica, una paz orgánica». El objetivo de Shanti es erradicar todo tipo de violencia, incluyendo la estatal. El régimen castrista limita las libertades de expresión, asociación y censura a todo aquel que tenga un pensamiento crítico y diferente al discurso oficialista. Ante tales circunstancias, constituye una excelente iniciativa que busca promover el diálogo, la reconciliación y la transformación social, a través de la participación ciudadana y el respeto a los derechos humanos.
La educación en Cuba, desde 1959, ha estado marcada por el adoctrinamiento ideológico, idolatrando a líderes comunistas nacionales e internacionales, obstaculizando el desarrollo de un pensamiento crítico, diverso; así como el respeto a las opiniones del prójimo. Por tal motivo, la adquisición de una cultura cívica, que los cubanos nos caractericemos por ser una ciudadanía cívica, es muy importante para lograr la sociedad a la que aspiramos; donde los cubanos tengamos una participación más activa en la vida política y social del país, donde exista transparencia en el accionar de las instituciones públicas, y se reforme el sistema electoral, para elegir, dentro de un marco pluralista, a quienes nos dirigen.
No dejo de reconocer, por las circunstancias en las que se encuentra la sociedad cubana hoy, que la propuesta de Shanti lleva mucho trabajo para lograr, a largo plazo, los resultados esperados y requiere de mucha voluntad y compromiso por parte de todos los involucrados. Creo que la paz y la democracia son valores fundamentales para el desarrollo humano y el bienestar de las personas. Cuba necesita paz y transitar hacia la democracia, Shanti ha trazado una ruta para lograrlo.
2- Un nuevo texto constitucional democrático suprimiría el contenido del actual artículo 5 e incorporaría el pluralismo político como derecho. Sin embargo, ello sólo podría resultar de un proceso constituyente con participación de todos los sectores socioeconómicos y las distintas posiciones políticas y corrientes de pensamiento, incluida la diáspora, a través de dinámicas libres, plurales y democráticas, de genuino diálogo y concertación. Lo cual será imposible sin el inicio previo de una ruta democratizadora que facilite el ascenso de estos sectores sociales, económicos y políticos. Para ello, algunos sugieren comenzar por la modificación de ese quinto artículo de la presente Carta Magna, que quizá podría quedar de este modo: «la ciudadanía, en el ejercicio de la soberanía popular, puede organizarse políticamente, según preferencias, para trabajar por los fines establecidos en esta Constitución». ¿Qué sugiere usted?
Con este artículo 5 de la actual Constitución, sin dudas se da un golpe maestro a la democracia y a las libertades en Cuba. Cuando se establece que: «el Partido Comunista es la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, y que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia la construcción del socialismo, y el avance hacia la sociedad comunista». La sociedad cubana es muy plural y el Partido Comunista no representa a la mayoría de los cubanos. El Partido Comunista solo representa a un sector de la sociedad favorecido por el sistema, que forma parte de la cúpula que ostenta el poder; y es notable el divorcio que existe entre el pueblo cubano que pide a gritos un cambio y este sector que frena y obstaculiza el avance de la sociedad cubana, bajo el discurso de que son garantes de la independencia, la soberanía y la identidad nacional de Cuba.
3- ¿Sería posible algo así? ¿Qué sectores y actores significativos podrían proponérselo y cómo avanzar en ello? ¿Y el oficialismo actual?
La propuesta de modificar el artículo 5 para reconocer el derecho a la organización política según las preferencias de la ciudadanía es muy interesante y podría abrir un espacio para el debate público y el diálogo entre diferentes actores sociales, económicos y políticos. Creo que una posible sugerencia para avanzar en este sentido sería promover una consulta popular sobre ello, donde se pudieran expresar las opiniones y propuestas de todos los sectores de la sociedad cubana, incluyendo a la diáspora. Así se podría generar un consenso amplio y legítimo al respecto, que refleje las aspiraciones y demandas de la mayoría del pueblo cubano.
Sin embargo, no veo posible un escenario futuro, donde se modifique el actual artículo 5 de la Carta Magna, con una legítima participación popular incluidos los que estamos en la diáspora, con el régimen dictatorial que está en el poder. No veo posible un diálogo coherente con el Estado cubano, porque simplemente representa, como mismo ha apuntado el propio presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez: «la continuidad». El traspaso de poderes en papeles que se produjo, de la generación histórica de los Castro, al actual Presidente, con esta reforma constitucional garantizó la continuidad de la supremacía del Partido Comunista, y con ello, del régimen dictatorial. O sea, no hay una voluntad política de establecer diálogo alguno con los diferentes sectores que forman parte de la sociedad cubana, incluida la diáspora. La ruta democratizadora de Cuba debe comenzar con el fin de la dictadura de los Castro – Díaz-Canel, a través de una férrea presión popular y, posteriormente, la convocatoria a elecciones libres.
4- El artículo 3 de la Constitución de la República de Cuba establece que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Sin embargo, el artículo 5 impone al PCC como fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. En tal sentido, según este esbozo el poder descansa en la ciudadanía, pero el PCC está por encima de ella. Es decir, estamos ante un galimatías siniestro. ¿Quizá debemos restablecer la igualdad política, los derechos y el pluralismo políticos? ¿Qué más puede hacer la sociedad civil cubana que no haya hecho ya y en que estrategias debe seguir insistiendo?
La Constitución de la República de Cuba es la ley suprema de nuestro país, que establece los principios políticos, económicos y sociales por los cuales se rige la nación. Existe una evidente contradicción entre el artículo 3 de la Constitución, que plantea que el pueblo cubano es depositario de la soberanía y el único que puede ejercerla y – sin embargo – en el artículo 5 reconoce al Partido Comunista como la fuerza política superior de la sociedad y el Estado, subordinando a toda la nación a responder a una ideología y a un partido único. Tal parece que un retorno a la Francia de Luis XIV con su “L’État c’est moi”, en español: “el Estado soy yo”; frase icónica de un monarca absolutista que instauró un régimen político, que ejercía la totalidad del poder, y todas las instituciones del Estado estaban sometidas bajo su mandato. Los paralelismos en la historia sirven para ilustrar y analizar las nuevas formas de ejercer el poder, que no están muy distantes de lo que fue y significó el absolutismo monárquico.
Los cubanos estamos obligados a responder al autoritarismo del Partido Comunista y quienes han escogido otra opción y lo han expresado públicamente, por diversas vías han sido objeto de represión, detenciones arbitrarias, censura, exilio, por el hecho de exigir que se respeten los Derechos Humanos, que se garantice una igualdad política, elecciones libres con un pluralismo político. Las prerrogativas que exigimos como sociedad civil cubana, que son básicas de las sociedades democráticas, el Gobierno cubano lo interpreta como una amenaza e injerencia a la soberanía nacional.
Por tal motivo considero, que debemos seguir fortaleciendo la educación cívica y la concientización social sobre los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, así como sobre los mecanismos legales e institucionales para exigirlos y defenderlos. Debemos continuar logrando la articulación y la coordinación entre los diferentes actores sociales que comparten una visión democrática e inclusiva de Cuba, así como ampliar las alianzas con otros sectores de la sociedad que puedan sumarse al cambio. Impulsar la estrategia Shanti, como un mecanismo eficaz para llevar adelante la sociedad que queremos de una manera pacífica, erradicando todos los tipos de violencia. Creo que tenemos que hacer un mejor aprovechamiento de las oportunidades que brindan las redes sociales para difundir la información sobre la verdadera realidad cubana y expresar nuestras demandas para lograr un mayor apoyo internacional. Existe un clima favorable para lograr el cambio democrático que Cuba necesita, todo apunta de que un nuevo 11 julio está por venir.
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