En esta serie de artículos, se ha procurado mantenerse cerca de la evidencia empírica conocible, así como por la ciencia política comparada. Es probable, sin embargo, que los caminos específicos disponibles sean considerablemente influidos por los detalles aún desconocidos de una transición que todavía no llega. Consideremos tres caminos que destacan las investigaciones comparadas.
Capítulo 7: La Transición que por fin ocurriría [1]
Uno es un camino de conflicto. Supongamos que el gobierno de los Estados Unidos no retorne a las políticas de apertura bilateral autorizadas en diciembre de 2014, en vigor hasta enero de 2017, y que la minoría política revanchista de la diáspora mantenga una postura rígida. Supongamos que post-Chávez, Maduro y post-Maduro, Venezuela ya no pueda, o no desee, financiar al partido de poder en Cuba. ¿Podría una crisis económica intensificar el conflicto, debilitar severamente al partido de poder, y dejar una franca confrontación política entre los patriotas-nacionales, los intransigentes-izquierdistas, y los revanchistas – casi una Guerra Fría en Cuba misma?
¿Podría tal conflicto, como lo sugieren Levitsky, Loxton, y Van Dyck (2016), profundizar la polarización y aumentar así la cohesión política de cada partido, y conducir a la existencia de pocos, pero fuertes, partidos exitosos, cada uno adoptando una “marca” electoral claramente definida? ¿O prevendría el fraccionamiento del Partido Comunista de Cuba (PCC) y mantendría su cohesión, incluso por más tiempo, si se desata una confrontación persistente entre el PCC versus una diáspora revanchista y el gobierno de Estados Unidos?
Transitando por un segundo camino se construye un partido dominante que sea electoralmente competitivo. Supongamos, en cambio, que las reformas de Raúl Castro y una recuperación postpandemia del turismo internacional eleven los estándares económicos y prolonguen el mandato del partido de poder. ¿Eso retrasaría una transición completa a una política democrática y competitiva? ¿O un económicamente fuerte Partido Comunista de Cuba (PCC) seguiría una estrategia de ofrecer concesiones en el presente para lograr mayor popularidad futura, es decir, desde una posición de fuerza económica novedosa, se abriría aún más el sistema político a fin de competir con mayor éxito en futuras elecciones democráticas, esperando ganar y gobernar, aunque ya no sea de manera autoritaria (Slater y Wong, 2013)?
Una tercera opción es una transición democrática plena. Levitsky y Way (2010) argumentan que un régimen autoritario competitivo, en lo que el régimen político cubano podría haberse convertido para entonces, es más propenso a democratizarse si hay eficaces vínculos transnacionales en vez de muchas sanciones (es decir, zanahorias, no palos). Supongamos que el gobierno de Estados Unidos retorne y expanda el cambio de política iniciado por el presidente Barack Obama en diciembre de 2014 hacia el gobierno cubano, la centroderecha no revanchista de la diáspora de Miami invierte en Cuba, convirtiéndose en banquero de la transición económica. ¿Podrían los lazos de afecto familiar, y el creciente vínculo de un interés económico compartido, mejorar las oportunidades para una coalición democrática entre los socialdemócratas y la centroderecha?
Es incierto determinar cuál de estos escenarios es el acertado. Pero el argumento general presentado aquí implica una transición económica y política gradual, ya en marcha en aquel momento, rumbo a una fragmentación del PCC, porque los socialdemócratas desean acelerar la transición política y económica mediante el crecimiento económico vinculado al mercado de Estados Unidos, a lo que otras facciones se resistirían. Los escenarios alternativos, anteriores, podrían estropear este proceso de debilitar al partido de poder mucho antes, o desacreditar a un partido excesivamente amistoso con el gobierno de Estados Unidos o con la diáspora. La estrategia de ofrecer concesiones para lograr más tarde un mejor resultado electoral ya en cierta medida está en marcha, pero es improbable que rápidamente amplíe la apertura política. El PCC resistió al impacto geopolítico del colapso de la Unión Soviética, así como a los impactos repetidos de desaceleraciones económicas –dos posibles detonantes de la estrategia de conceder hoy para prosperar mañana. Desde la perspectiva de un partido gobernante, y ciertamente bajo la presidencia de Raúl Castro, el avance fue “sin prisa”. Aún así, ya Raúl Castro comenzó la construcción de un “pasado utilizable” para el partido de poder, con los socialdemócratas aún en su seno. Incluso sus legados partidistas podrían ser electoralmente competitivos.
Bibliografía
Levitsky, S., Loxton, J. y Van Dyck, B. (2016). “Introduction: Challenges of Party-Building in Latin America”. En S. Levitsky, J. Loxton, B. Van Dyck y J.I. Domínguez (eds.). Challenges of Party-Building in Latin America (p. 1-48). New York: Cambridge University Press. doi: 10.1017/CBO9781316550564.001.
Levitsky, S. y Way, L. (2010). Competitive Authoritarianism: Hybrid Regimes after the Cold War. New York: Cambridge University Press, 2010. doi:10.1017/S1537592711000442.
Slater, D. y Wong, J. (2013). “The Strength to Concede: Ruling Parties and Democratization in Developmental Asia”. Perspectives on Politics 11, 717-73. doi: 10.1017/S1537592713002090.
[1] Se publicó anteriormente en inglés como un capítulo en, Challenges of Party-Building in Latin America, ed. Steve Levitsky, James Loxton, Brandon Van Dyck, y Jorge I. Domínguez (New York: Cambridge University Press, 2016). Doi:10.1017/CBO9781316550564. Cambridge University Press autorizó su traducción al español, realizada por Alejandra Suárez, así como su publicación en la Revista Foro Cubano 1:1 (julio-diciembre 2020): 97-110, https://revistas.usergioarboleda.edu.co/index.php/forocubano/issue/view/rfc/N%C3%BAmero%20Completo. La Revista Foro Cubano ha autorizado la serialización de ese artículo por parte de Cuba Próxima.
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