En la Cuba actual la educación superior se encuentra atravesada por el éxodo de docentes e investigadores, la desactualización de los planes de estudios, la presencia de asignaturas de perfil militarista (seguridad y defensa nacional), la intromisión del Partido Comunista y la Seguridad del Estado en los espacios docentes, así como la ausencia de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra.
Leonardo M- Fernández Otaño (coordinador)
A modo de introducción.
La educación superior constituye un pilar fundamental en la vida de cualquier sociedad contemporánea; ofertar un sistema universitario robusto y de acceso universal para la ciudadanía es una garantía de desarrollo social, económico, político y cultural en un estado democrático. En la Cuba actual la educación superior se encuentra atravesada por el éxodo de docentes e investigadores, la desactualización de los planes de estudios, la presencia de asignaturas de perfil militarista (seguridad y defensa nacional), la intromisión del Partido Comunista y la Seguridad del Estado en los espacios docentes, así como la ausencia de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra.
Los elementos antes planteados complejizados por la crisis económica y política que afecta al país han influido en un ciclo de relajación de la calidad docente y la inestabilidad de los períodos lectivos. Los efectos de este conjunto de problemáticas educativas han derivado en un proceso de deterioro del sistema universitario cubano, agudizado con los sucesivos episodios de purgas ideológicas ocurridos en las casas de altos estudios y documentados por instituciones de la sociedad civil, en particular el Observatorio de Libertad Académica (OLA).
Para definir los principales desafíos de las universidades cubanas y las transformaciones necesarias en un régimen democrático, hemos reunido en este dossier a especialistas de distintas áreas del conocimiento. Los participantes aportarán sus criterios sobre las problemáticas detectadas en la educación cubana, en particular en sus áreas de creación, docencia e investigación. Los académicos participantes en este dossier son:
Yennys Hernández Molina: Profesora en la Universidad de Oriente (2007-2022) y doctora en ciencias químicas.
Ulises Padrón Suárez: Licenciando en Letras por la Universidad de la Habana. Editor, escritor, activista LGTBQ+ y antirracista.
Sergio Barreiro Sánchez: Doctor en estudios teatrales por la Universidad de Alcalá y profesor en la Escuela Superior de Arte de Castilla la Mancha, España.
Teresa Díaz Canals: Doctora en Ciencias Filosóficas e investigadora del Observatorio Cuido 60.
Daniel Castellón Guillén: Médico especialista en medicina interna por la Universidad de Ciencias Médicas Faustino Pérez (Sancti-Spíritus). Actualmente se encuentra ejerciendo la medicina en Angola.
Preguntas.
1- ¿En cuánto a la sostenibilidad de la educación superior qué aspectos considera primordiales para gestionar el acceso a una educación pública de calidad e incorporar la enseñanza privada en el país? ¿Qué elementos debe proveer el Estado para garantizar la formación universitaria?
Yennys Hernández Molina: Considero que lo primero sería definir qué entendemos por educación “de calidad”. Según lo que yo entiendo al respecto, eso necesariamente conllevaría una transformación radical de los planes de estudio en todas las especialidades, enfocándolos en las áreas de conocimiento específicas y eliminando varias asignaturas de corte ideológico. Por otra parte, la formación del personal docente es imprescindible. No estoy segura, sin embargo, de contar en el país con el capital humano necesario para llevar a cabo todas las transformaciones que se requieren en este sentido, lo que se debe fundamentalmente al éxodo casi masivo de profesionales competentes. Lo siguiente sería una fuerte inversión en Educación Superior a todos los niveles, desde acceso a la información hasta infraestructura.
Ulises Padrón Suárez: En cuanto a la sostenibilidad de la educación superior en una sociedad como la cubana y en medio de la crisis sistémica que vive el país, una de las premisas, a mi consideración, es que no se puede colocar los estudios superiores como una actividad afuera y ajena de las dinámicas sociales, políticas y económicas del país, sino como centro del desarrollo integral de la nación.
El Estado y las diversas instituciones, en este caso tendría la obligación de implementar políticas (públicas) educacionales que contribuyan al acceso a la educación superior de todas las personas, sin distinción por sexo, identidad de género, raza, lugar de procedencia, clase social, como derecho inalienable, y parte de una estrategia socioeconómica que erradique las brechas socioeconómicas en la educación. Además, se debe impulsar, promover e incentivar la creación de centros de investigaciones y de aplicaciones, de manera autónoma y/o en conjunto con otras organismos y empresas públicos o privados, para generar conocimiento y el desarrollo de determinadas actividades.
Entre estas acciones, asimismo, estaría comprometerse a contribuir a elevar la calidad de la educación preuniversitaria y los distintos niveles de enseñanza, actualizando los planes de estudios, con el objetivo de mejorar la enseñanza. Por tanto, el acceso universal a la educación superior debería ser una política que erradique la noción de que solo acceden a ella sectores privilegiados, o quienes pertenecen a grupos de poder, sin que medie un análisis crítico de la sociedad que se contraponga a una visión de élite que nos acompaña desde el siglo XIX. Una universidad abierta y equitativa, cada vez más se compromete con una educación superior para todas las personas, así mismo, se debe garantizar que la investigación, el intercambio interinstitucional, la iniciativa privada, la colaboración internacional contribuya a otorgar oportunidades a sectores sociales que anteriormente carecían de ello.
Comprendo que uno de los debates fundamentales en una sociedad de transición será la enseñanza privada, sus instituciones, fuentes de financiamiento, planes curriculares y los modos en que impacta en la sociedad. Desde luego, distingo entre enseñanza privada y enseñanza gestionada con financiamiento privado, de la que puede beneficiarse la enseñanza pública también. Para una sociedad que solo conoce un único modelo educativo, provisto por el Estado, las nuevas formas de gestión de la educación implican desafíos por los que se tendrán que entablar un marco jurídico específico, aparatos y mecanismos estatales que velen por la implementación de una educación cualificada y equitativa como corresponde.
Una de las interrogantes claves es desde este instante que, bajo estas nuevas formas de gestión educativa, el derecho a la educación, a todos sus niveles, se respetará, garantizará y protegerá. Esta paradoja, antes de caer en reduccionismos que inclinen la balanza, por una parte, a un modelo totalmente público o, por el contrario, a otro más neoliberal, habrá que resolverla. En cualquier caso, la enseñanza privada debería estar dispuesta al desarrollo de la sociedad, al intercambio de conocimientos y resultados investigativos, a la promoción y facilitación de becas y financiamiento.
Sergio Barreiro Sánchez: Las enseñanzas artísticas superiores universitarias creemos deben ser de competencia estatal y subvencionadas en su totalidad por el Estado. Esto no quiere decir que no exista un modelo privado y consensuado para la educación artística en otros niveles, sino que el Estado debería ser el único garante para regular, promover y financiar la educación superior de las enseñanzas artísticas.
¿Por qué? Porque una sociedad sana, diversa e igualitaria debería garantizar al menos el acceso público y universal a una sanidad y a una educación de calidad. No nos engañemos, la educación artística de cualquier Estado es una actividad deficitaria, pero que aporta un beneficio elevadísimo y es la base para el desarrollo de una potente industria cultural.
En cuanto a la convivencia del modelo privado y estatal en la educación artística, creemos que la existencia de estudios e instituciones privadas aportarán a la cultura un desarrollo incuestionable, esto sin dejar de anotar que el acceso a la estructura de la educación artística desde su base (estudios primarios, secundarios y de especialidad: escuelas vocacionales, conservatorios y/o escuelas nacionales de arte) debería ser garantizada íntegramente por el Estado.
Asimismo, consideramos que la presencia de la educación artística deberá estar integrada en la educación básica obligatoria como método docente complementario enfocado hacia la aparición de un pensamiento creativo e innovador que se sustente en el ejercicio práctico y la autorreflexión de los procesos cognitivos propios de la infancia y la juventud. Valoramos las enseñanzas artísticas como un instrumento fundamental para una educación integral de naturaleza humanista.
Teresa Díaz Canals: Para lograr una educación superior pública de calidad es importante tener en cuenta, en nuestro caso, la tradición pedagógica cubana, mirar atrás. Baste mencionar tan solo la inmensa lucidez de un intelectual de la talla de Enrique José Varona que alertó acerca del peligro de la improvisación de maestros, lo que pasa hoy muy a menudo en el país en cualquier nivel de educación. Ello perjudica enormemente la calidad de la formación de los estudiantes al ingresar en las universidades.
La academia también sufre el embate de la emigración en estos últimos tiempos como resultado de la crisis estructural que sufre Cuba, aunque de manera sistemática este fenómeno ha estado presente también en décadas anteriores. Jóvenes profesores abandonan en muchas ocasiones sus trabajos de manera definitiva para establecerse en otros países en busca de otras perspectivas para sus vidas, con ello se pierde calidad y futuro de país.
Es indudable que en los claustros universitarios se concentra un caudal sustancial de conocimientos. Esa voluntad de saber, esa avidez de indagar sobre múltiples aspectos constituye un sello de eficacia en una Academia. Si algo caracteriza al pensamiento son las metáforas de la luz y la visión, Parménides identificaba el pensar con ver. Existen dos formas de conocimiento, la primera es la natural, que es la inteligencia, la visión intelectual, la racionalidad fundamental y decisiva. La otra es cuando se ve con el corazón, y ello no es para nada una trivialidad. La emoción es más difícil y misteriosa. Si le falta esa otra forma, el conocimiento se convierte en una lógica instrumental, una lógica tecnológica. Educar es al mismo tiempo escuchar y discrepar.
El autor Joan-Carles Mèlich en su texto Lección de Auschwitz destaca muy bien que educar no es adoctrinar, reclama un dar y un darse al otro. Si el maestro dijera la última palabra no hay verdadera transmisión ni magisterio. La verdadera palabra es la palabra creadora de palabra. La enseñanza es el movimiento entre lo que está dicho y lo que falta por decir, entre el texto y su interpretación, entre lo que está visible y lo invisible.
No por conocidos debemos soslayar los aforismos escritos por José de la Luz y Caballero, el maestro del Colegio del Salvador, fundado en 1848. Hay un proverbio esencial que marca la pauta moral en el terreno de la enseñanza: “Instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo”. Los pensadores cubanos formaron una conciencia ética para la libertad, ello resultó una filosofía para la vida, y de esta manera, no fue la vida para la filosofía. Ese legado debemos recordarlo siempre.
El Estado debe proveer una logística adecuada para el despliegue o desarrollo de cualquier Academia, pues en nuestro contexto, la enseñanza en general es pública. Me consta que las condiciones materiales que existen en los centros que brindan docencia en la Iglesia Católica son mejores, aulas limpias con aire acondicionado, una laptop y el aparato correspondiente para que los profesores expongan sus conferencias con el apoyo de un PowerPoint o cualquier material audiovisual. Después de sesenta años, constatamos que lejos de revestirse de modernidad, la decadencia aquí es impresionante.
En la Facultad de Filosofía e Historia donde laboré por décadas se mantienen pizarras que fueron colgadas antes de la revolución. Los profesores no cuentan con tecnología adecuada, si acaso un aparato por departamento, baños sin agua. Los docentes no disponen de despachos donde puedan recibir a sus estudiantes, si lo hacen es en un local, amontonados con otras personas. Yo misma tenía que hacer ese tipo de actividad en el parque. Esa fue mi experiencia de hace pocos años, en esos espacios donde dejé la vida entera sin dejar huella.
Daniel Castellón Guillén: Para gestionar el acceso a una educación pública de calidad e incorporar la enseñanza privada en países de regímenes postotalitarios como Cuba, se deben tener en cuenta varios aspectos que considero primordiales en términos de sostenibilidad de la educación superior: En primer lugar, se necesita garantizar un financiamiento adecuado para las universidades públicas. Este aspecto permitirá mejorar la infraestructura, contratar docentes calificados y ofrecer programas académicos de calidad a precios asequibles para los estudiantes.
Otra cuestión fundamental se basa en la equidad del acceso a la educación superior, brindando oportunidades a estudiantes de diferentes contextos socioeconómicos y regiones geográficas. En una Cuba democrática se debe fomentar una colaboración efectiva entre instituciones públicas y privadas para compartir recursos y conocimientos, pues esta alianza podría mejorar la calidad educativa y ampliar la oferta académica. A su vez urge establecer mecanismos de aseguramiento de la calidad, para proveer que tanto las instituciones públicas como privadas cumplan con estándares educativos rigurosos.
En cuanto al proceso docente respecta, se pueden desplegar varias acciones: implementación de un programa de becas, inversión en la formación y capacitación continua de los docentes, así como la integración de la tecnología en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En el área de las ciencias médicas se debe favorecer la vinculación entre las instituciones educativas y la industria, para asegurar que los programas académicos estén alineados con las necesidades de los servicios sanitarios; así como para promover la investigación y el desarrollo en las instituciones de educación superior. La combinación de estos aspectos puede ayudar a mejorar la sostenibilidad y calidad de la educación superior en nuestro país, brindando oportunidades de desarrollo y crecimiento a sus ciudadanos.
2- ¿Cómo reconstruiría Ud. el sistema universitario y los programas de investigación científica teniendo en cuenta la cooperación internacional, la autogestión de las investigaciones y la transparencia institucional?
Yennys Hernández Molina: Ahora mismo los centros de Educación Superior del país dan tímidos pasos hacia la autogestión y la autosostenibilidad financiera. Durante décadas se soslayó la importancia de la vinculación universidad-empresa y de la transferencia de tecnología para el desarrollo del país. Desgraciadamente, muchos de los pasos que se están dando también llevan el sino de la desidia nacional y ese hacer cosas solo para cumplir con un plan o una indicación que tanto ha lastrado el quehacer en cualquier campo durante décadas. Así, las reuniones en las que se acuerdan cooperaciones necesarias quedan solo en el entusiasmo del momento, muchas veces por falta de seguimiento y compromiso. La mayoría de las universidades no cuentan con oficinas para transferencia de tecnología y he sido testigo de valiosas patentes perdidas por este problema o porque la universidad no ha pagado las tarifas anuales de la OPI. Falta, en mi opinión, visión estratégica y voluntad política.
Lo anterior lastra igualmente los planes de investigación, que muchas veces solo cumplen un rol meramente educativo, que en principio no está mal, pero debiera ser más que eso. En este sentido, también habría que crear cierta separación entre docencia e investigación, incluso en carreras de corte eminentemente científico, como las ciencias naturales. Hoy en día, en estas especialidades, las investigaciones son llevadas a cabo por los mismos docentes. En algunos casos, se “libera” de sus funciones docentes para que realice labores de investigación solo si están ligadas a postgrado y si está próximo a realizar la defensa de su tesis.
Ulises Padrón Suárez: Aunque la realidad supera cualquier modelo organizacional, considero que se deben crear mecanismos e instituciones que, en lugar de obstruir con artilugios burocráticos, su premisa sea incentivar e impulsar la gestión universitaria, como pauta para el desarrollo del país. Por supuesto que se deben realizar desde unos estándares consensuados con la política educativa nacional, y fundamentos éticos, en consonancia con el respeto a los Derechos Humanos, el cuidado al medioambiente, la soberanía del país y los requerimientos en torno al uso de las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial responsables. Además, habría de incorporarse una visión holística del sistema educativo y su impacto en cada aspecto de la vida, la sociedad y la política del país, para tener una mayor comprensión de la sociedad.
Sergio Barreiro Sánchez: Promover programas de marco europeo de cooperación como el programa Erasmus Mundo, ofrece una oportunidad incuestionable para el desarrollo de profesionales en nuestra región, ya que con la participación en estos programas se favorece la movilidad de estudiantes y profesores, lo que repercute directamente en evolución hacia un sistema más universal y de excelencia en la educación superior. Para obtener el máximo partido a los programas de cooperación internacional y de movilidad, será necesaria una modificación profunda en los estudios superiores de nuestra nación para equiparar las titulaciones al desarrollo que viene implementándose desde 1999 en la Unión Europea con el Proceso de Bolonia. En un mundo cada vez más globalizado, la educación superior no puede permanecer indiferente.
Creemos que nuestra educación superior debe ajustarse a los estándares internacionales y a un modelo funcional, que permita a toda la comunidad universitaria adaptar el desarrollo de sus capacidades a las necesidades del mercado de trabajo, no solo en nuestra región. Entendemos que esto se lograría concibiendo una educación superior ampliamente accesible y más inclusiva que aumente su interacción con la sociedad, fomentando la capacidad de innovación, la transparencia y el acceso a becas que contribuyan a la formación de profesionales que en un futuro incrementarán la eficacia y la eficiencia de nuestro sistema.
Consideramos el modelo europeo como referencia sobre los modelos existentes en Estados Unidos y en gran parte de Latinoamérica, ya que observamos que, en el caso de Europa, está claramente constituido el soporte de los estados miembros como principales responsables del mantenimiento de dichas enseñanzas.
Asimismo, creemos que, en los presupuestos generales del Estado destinados a la educación, deberán estar contenidos montos destinados a la implementación de programas de becas o ayudas que faciliten la realización de estudios de pregrado y postgrado. Dichas ayudas deberán ser gestionadas desde la más absoluta transparencia y en virtud de la legalidad.
Teresa Díaz Canals: Es imposible que proporcione una información amplia sobre este asunto. No fue una tarea que me concerniera de manera directa en la Facultad de Filosofía e Historia. Pude constatar la interacción con la cooperación internacional a través de otra institución no gubernamental a la que también pertenecí por unos cuántos años y se puede hacer mucho con ciertos recursos. Elaboré algunos programas que aportaron al trabajo comunitario y se creó un colectivo asiduo a talleres de capacitación que tuvo cierto éxito por los impactos que tuvo.
Sé que se concretaron algunos intercambios por esta vía en el departamento universitario al que pertenecí, los cuales permitían y permiten un respiro a los docentes; lo que sí comprobé es que hay que estar en el grupo, tener vínculos estrechos con los coordinadores y jefes. Es algo que se aprende con el tiempo. Por la cantidad de proyectos que se coordinan se pueden calificar como exitosos estos vínculos en el entorno sociológico. Yo admiro a colegas que asumen la mirada de la especialidad con seriedad y trabajan en función de sus investigaciones con rigor. Pero duele que la sociología en este contexto no se pueda convertir en una verdadera escuela, pues el compromiso político impide un sentido crítico auténtico, tampoco existe una revista de esta carrera, que se pudiera haber logrado a través de la cooperación. Se hacen libros con ese apoyo que sirven tan solo a especialistas, pero el impacto de una revista sería un reto para servir también como sociología callejera, alternativa, más conectada con la compleja realidad que nos invade. Por ello los estudios son de caso mayormente, no macrosociales. Bueno, si se hace desaparecería una vez más el Departamento.
Daniel Castellón Guillén: Para reconstruir el sistema universitario y los programas de investigación científica, considerando la cooperación internacional, la autogestión de las investigaciones y la transparencia institucional, propondría las siguientes iniciativas: el establecimiento de convenios y alianzas con universidades o centros de investigación extranjeros. En el cumplimiento de este objetivo se debe facilitar la movilidad estudiantil – docente, promoviendo la formación y la colaboración en proyectos con contraparte foránea. Otro aspecto fundamental radica en la autogestión de las investigaciones, en tal sentido resulta primordial fomentar la creación de grupos de trabajo autónomos dentro de las universidades, que puedan definir sus líneas de investigación y gestionar sus proyectos con flexibilidad.
Toda adecuación, por ejemplo, del sistema de enseñanza sanitario, debe contemplar el establecimiento de incentivos para la generación de recursos propios, valga destacar la aplicación a fondos externos o la comercialización de los resultados investigativos. Para establecer una política de transparencia institucional sugiero la creación de portales públicos donde se aporte la información necesaria sobre proyectos de investigación, resultados obtenidos y actividades académicas. Otros aspectos que estimo como centrales son el estímulo de la interdisciplinariedad y el reconocimiento de la excelencia académica -científica, tanto a nivel individual como colectivo.
Considero necesario establecer un sistema de evaluación de la calidad y el impacto de las investigaciones, basados en indicadores objetivos y medibles. En este sentido se debe apoyar el desarrollo de capacidades locales e incentivar la formación de investigadores y docentes mediante programas de posgrado de calidad y becas de estudio. Además, para fortalecer los aspectos antes planteados se debe impulsar la creación de laboratorios y centros de investigación equipados con tecnología de vanguardia. La combinación de estas medidas permitiría construir un sistema universitario sólido, innovador y comprometido con la excelencia científica.
3- ¿Qué aspectos considera fundamentales para impulsar una interrelación objetiva entre la comunidad universitaria y el sector empresarial?
Yennys Hernández Molina: Como ya dije en la pregunta anterior, visión estratégica y voluntad política. Ambas cosas son necesarias para crear tanto mecanismos regulatorios y oficinas de representación efectivas, como una infraestructura bien planificada dirigida a la producción científica.
El sector empresarial necesariamente sigue unas pautas y unos ritmos en cuanto a Investigación-Desarrollo muy distintos a los de la academia. Por eso es importante, por ejemplo, deslindar de la docencia las investigaciones pactadas con el sector empresarial/productivo. La academia siempre tendrá investigaciones básicas que requieren su propio ritmo, pero las investigaciones aplicadas que se desarrollan para suplir demandas del sector productivo deben seguir otras pautas.
Por otra parte, para que la interrelación academia-empresa funcione exitosamente desde el punto de vista legal, es imprescindible que cada universidad cuente con oficinas de propiedad intelectual y transferencia de tecnología, así como con especialistas que puedan representar sus intereses de manera eficaz.
Ulises Padrón Suárez: En una sociedad que aspira al desarrollo y a la participación ciudadana, un elemento clave es el vínculo con el sector empresarial y sus diversas formas de gestión. De hecho, la complementariedad entre ambos sectores es indispensable para el país y una política de Estado que genere una relación de sana convivencia entre ambos sectores. La retroalimentación de ambas partes, sector educativo y empresarial, y la visión de conjunto, permitirán concentrar los esfuerzos de manera estratégica, generar zonas de interés y de investigación en beneficio de la sociedad, y empleos que sostengan modelos responsables, plurales y abiertos. Estas son solo algunas áreas en la que se pudieran implementar programas específicos.
Sergio Barreiro Sánchez: La existencia de estudios de especialización (públicos o privados) que atiendan a los reclamos y a las necesidades del sector empresarial de la cultura son imprescindibles. La implementación de programas de prácticas externas para estudiantes que cursen sus últimos semestres educativos en empresas es fundamental para el enriquecimiento mutuo del sector empresarial y de la comunidad universitaria. La adecuación de convenios y conciertos que regulen dicha relación ateniéndose a la legalidad será otro de los retos que deberá tenerse en cuenta al abordar la relación entre ambos sectores. Esta relación deberá estar basada en el beneficio mutuo y no en el de una de las partes.
Otro aspecto para impulsar la interrelación objetiva entre la comunidad universitaria y el sector empresarial sería la oferta de becas para la realización de estudios superiores de un perfil determinado que atienda a las demandas del sector empresarial, promovidas y financiadas por este. Insistimos que toda relación entre ambos sectores deberá estar basada en la legalidad y en la equidad.
Teresa Díaz Canals: Esta pregunta no la responderé, pues no tuve tal experiencia y sería hablar como si estuviera sentada en la asamblea nacional: decir algo por decir y punto.
Daniel Castellón Guillén: Impulsar una interrelación objetiva entre la comunidad universitaria y el sector empresarial es esencial para fomentar la colaboración y el desarrollo mutuo. Algunos aspectos fundamentales para lograr esta interacción son: establecer objetivos compartidos entre las universidades y las empresas, identificando áreas de interés y oportunidades de colaboración para ambas partes. De igual modo considero primordial impulsar la organización de eventos, ferias y conferencias donde la comunidad universitaria y el sector empresarial puedan interactuar y establecer contactos. Además, se deben crear programas conjuntos encaminados a la realización de prácticas y pasantías en empresas para los estudiantes universitarios, lo que les permitirá adquirir experiencia laboral y fortalecer sus habilidades.
También se necesita crear mecanismos para transferir el conocimiento generado en las universidades hacia el sector empresarial, a través de patentes, licencias y proyectos conjuntos. Así como impulsar una red de programas de formación y capacitación específicos para emprendedores y empresarios, que les ayuden a fortalecer sus habilidades y competencias. Además, se debe contemplar la participación de profesionales externos y representantes del sector empresarial como docentes o conferencistas en programas académicos, enriqueciendo la formación de los estudiantes. La colaboración entre la comunidad universitaria y el sector empresarial beneficia tanto a la academia como a las empresas, permitiendo la generación de soluciones innovadoras, el desarrollo de talento humano y el impulso del crecimiento económico y social. La promoción de estos aspectos fundamentales contribuirá a fortalecer la relación entre ambas partes y potenciará los beneficios de esta interacción.
4- ¿En su criterio qué trasformaciones son necesarias para actualizar la educación de pregrado en su especialidad en Cuba?
Yennys Hernández Molina: Tres aspectos fundamentalmente: la actualización del currículo docente, la preparación del personal y una fuerte inversión en infraestructura mínima. En el caso de la actualización del currículo, se impone una actualización de contenidos y un cambio de paradigmas didácticos, así como una reestructuración de los planes de estudio que sitúen cada especialidad a un nivel competitivo internacionalmente. Aunque también es cierto que la mala preparación con la que llegan los estudiantes debido a las deplorables condiciones de las enseñanzas precedentes dificulta incrementar el nivel de complejidad de los contenidos que se imparten.
La preparación del personal, por otra parte, es clave y va de la mano con lo anterior. La depauperación de la calidad de los egresados, por lógica, impacta en la calidad del personal docente y su preparación. Otros fenómenos, como el éxodo masivo de profesionales y el envejecimiento poblacional, también impactan este indicador. Por un lado, contamos con profesionales acabados de graduar, cada vez con menos preparación, y, por otro lado, con profesionales envejecidos que, a pesar de su preparación, muchas veces se resisten a actualizarse no solo en contenidos sino en nuevas formas de enseñar y en el uso de las TIC.
El problema de la infraestructura es serio. Química, por ejemplo, es una ciencia experimental, los laboratorios son imprescindibles y en la Universidad de Oriente no hay ni campanas de extracción de gases desde 2012. Las carreras que precisan enseñar habilidades prácticas requieren fuertes inversiones en infraestructura. En general, también habría que invertir en acceso a Internet y bases de datos, en acceso a la información.
Ulises Padrón Suárez: En las circunstancias actuales, y como respuesta a la crisis en el sistema educativo, se deberá asumir la modernización de los programas de estudio e investigación a partir de estándares internacionales. Además, se debe constituir mecanismos por parte de la institución universitaria que incentiven la realización de posgrados en universidades y centro de estudios superiores en otros países al profesorado universitario, para elevar la calidad de los docentes e investigadores. A consecuencia de esta política, la generación y promoción de publicaciones de alto impacto social y académico, en las áreas de la docencia y la investigación, deben convertirse en políticas institucionales. Asimismo, tampoco se puede pensar en una educación superior sin un acceso ilimitado a internet en los centros universitarios, cuando una parte de la información transita por esa red, y tampoco sin un intercambio constante y recíproco con instituciones internacionales. De igual modo, la necesidad de establecer, garantizar e impulsar políticas públicas transversales que posibiliten el acceso a los estudios superiores como Derecho Humano.
Sergio Barreiro Sánchez: Como argumentamos anteriormente creemos necesaria una adecuación profunda de nuestro sistema de educación superior universitaria para que los futuros profesionales del sector puedan insertarse con mayor efectividad en instituciones, equipos de investigación y estudios de postgrado fuera de los límites geográficos de nuestra nación de tal forma que la experiencia les permita contrastar y desenvolverse en contextos multidisciplinares de investigación científica con los más elevados estándares de eficiencia y calidad. Asimismo, consideramos que el disfrute de becas y ayudas concedidas por el Estado son capitales para el desarrollo y la formación de los profesionales de la cultura.
La formación artística en Cuba necesita encontrar fórmulas acordes a los tiempos y no permanecer encerrada en la burbuja que le marca el autoritarismo del régimen. Las enseñanzas artísticas deben abrirse inevitablemente a la producción y a la gestión cultural en todas sus disciplinas e incentivar la formación de proyectos autónomos e independientes entre los profesionales del sector. Es imperante que las competencias en materia de gestión cultural estén en manos de artistas y/o gestores especializados y no en manos de funcionarios que ofician la cultura desde un palmario mercadeo ideológico, azuzados en la enajenación de la política cultural de partido único, que se distancia cada vez más de los creadores y de sus obras.
Teresa Díaz Canals: Primero que todo, habría que preparar docentes vinculados o especialistas en ética que trabajen con la Sociología. Es lamentable, pero la asignatura que impartía me imagino que la eliminaron cuando me sacaron del juego al comenzar la pandemia. Habría que hacer realidad que la Sociología es una ciencia que incomoda, como afirmaba Pierre Bourdieu.
Introducción de libros escritos en otros países valiosos y actualizados, así como rescatar los libros que hoy son amenazados con hacerlos pulpa en la Biblioteca de Filosofía, un ejemplo: el diccionario de filosofía de José Ferrater Mora. Un disparate terrible regalar los libros, desaparecerlos en un recinto que se supone genere ideas, o es que ¿el pensamiento mismo es la libertad?
Daniel Castellón Guillén: La actualización de la formación de pregrado en países postotalitarios es crucial para educar profesionales competentes con métodos universales, no siguiendo dogmas o estrategias del Partido-Estado y mejorar los estándares docentes. En tal sentido se debe adoptar un enfoque educativo centrado en el desarrollo de competencias clínicas y habilidades prácticas, además de los conocimientos teóricos. Esto permitirá que los estudiantes puedan aplicar sus conocimientos de manera efectiva en situaciones reales. A su vez se debe incorporar la tecnología educativa en las enseñanzas universitarias, utilizando simuladores, realidad virtual, plataformas de aprendizaje en línea y herramientas digitales para mejorar la experiencia de aprendizaje y la práctica clínica.
Avanzar hacia una formación interdisciplinaria es una prioridad, en tal sentido se debe promover la colaboración entre diferentes áreas de la carrera universitaria, para fomentar un enfoque interdisciplinario en la atención a las necesidades del medio que nos rodea y mejorar la coordinación de los equipos multidisciplinarios. De igual modo hay que hacer énfasis en la técnica y ciencia basada en evidencia: enseñando a los estudiantes a utilizar la evidencia científica con el objetivo de fundamentar sus decisiones, garantizando una atención basada en la investigación y la experiencia.
A su vez constituye una prioridad garantizar las prácticas desde etapas tempranas de la formación, para que los estudiantes adquieran experiencia práctica y se familiaricen con el entorno. El aspecto antes planteado debe ser complementado con una educación basada en las exigencias globales, para sensibilizar a los estudiantes sobre los problemas universales y fomentar el compromiso con las comunidades vulnerables, Así se fortalecerá la formación ética y el humanismo, que permitirá a los futuros profesionales enfocarse en el bienestar ciudadano.
Otros dos aspectos que considero de inmediata revisión son: la evaluación formativa y continua, que permita a los estudiantes recibir retroalimentación constante sobre su desempeño y áreas de mejora. Así como la revisión y actualización del currículo formativo, con el objetivo de reflejar los avances científicos y tecnológicos, garantizando su concordancia con las necesidades de la sociedad. Estas transformaciones mínimas ayudarían a mejorar la calidad de la educación de postgrado en las ciencias médicas en Cuba.
5- La formación de postgrado ha sido cuestionada debido a la expedición de títulos de doctorados en favor de los altos cargos del Partido Comunista y la expulsión de sus programas de científicos críticos con el sistema político. ¿Qué acciones se deben impulsar para alcanzar los estándares internacionales de calidad académica y garantizar el rigor docente?
Yennys Hernández Molina: En esto, como en todo lo demás, hay que separar la política del sistema académico para poder garantizar una imparcialidad rigurosa en la concesión de grados científicos. Un cambio de sistema político podría ser un buen comienzo, pero no es garantía per se para acabar con el fraude en la concesión de títulos de postgrado. Es un fenómeno muy ligado a la corrupción y no es exclusivo de Cuba. Por eso la adhesión estricta por parte de los miembros de los comités académicos a un código de ética es vital. La autonomía universitaria es otro camino.
Ulises Padrón Suárez: Es una pregunta en sí misma compleja, porque da entender que los “altos cargos del Partido Comunista”, per se y ejerciendo su función, no pudieran acceder a la superación de posgrados, o que la “expulsión de programas de científicos críticos con el sistema político” implicaría, por solo serlo, de alta novedad científica, sin que se le pueda oponer o rebatir científica o académicamente. Umberto Eco se encargó de estas paradojas; lo cual no quiere decir, que no sean preocupantes en un sistema cerrado y parcializado como el cubano.
Sin embargo, en el contexto de la crisis educacional en la actualidad, y como parte de la crisis sistémica que vive el país, solo evidencia la parcializada y pobre política educativa, cuyos estándares se fijan en función, no del interés de la ciencia o la academia, sino de una élite que prolonga una ideología que no se pone en duda, sino que es legitimada desde prácticas autoritarias. Para ello, es imperiosa la separación de competencias y potestades de las autoridades universitarias y el profesorado y los investigadores, mecanismos de protección de los derechos de estos últimos; así como un comité de transparencia, sin colores políticos o ideológicos, que sea quien dictamine de acuerdo con la veracidad de los acontecimientos.
Sergio Barreiro Sánchez: En primer lugar, la despolitización de las universidades y la recuperación de la autonomía universitaria. La separación de poderes debe ser objetiva y real. Aunque el Estado sea garante de la educación superior no puede marcar líneas ideológicas ni académicas en ningún caso. La función del Estado es la de legislar para asegurar el acceso a la educación superior sin que exista discriminación por ningún motivo, además de que entre sus funciones esté el proporcionar un marco legal que regule la enseñanza superior en todos sus ámbitos.
Entre las acciones que creemos se deben impulsar para alcanzar los estándares internacionales de calidad académica y garantizar con ello el rigor docente, está la implementación de un organismo independiente (conformado por profesionales y académicos del sector) que certifiquen y evalúen las enseñanzas conducentes a la obtención de títulos universitarios de carácter oficial, así como los méritos de quienes aspiran a formar parte de los cuerpos docentes y del profesorado contratado por las universidades.
Teresa Díaz Canals: En esta respuesta me guiaré por las siguientes palabras de la filósofa María Zambrano: “Las grandes verdades no suelen decirse hablando… Hay cosas que no pueden decirse, y es cierto. Pero eso que no puede decirse, es lo que se tiene que escribir.” El hecho de otorgar títulos por poseer un alto cargo en la nomenclatura del Estado y del Partido, representa para la Academia un retroceso, una verdadera desfachatez. Sin embargo, esta práctica no es un problema nuevo.
Recuerdo que cuando me exigieron que tuviera de manera obligatoria que hacer el doctorado, después de permanecer más de veinte años esperando por esa oportunidad, ya que cuando ingresé a laborar en la alta casa de estudios y manifesté mi interés en iniciar una investigación con el objetivo de alcanzar esa categoría, alguien con más experiencia dentro del Departamento me cortó tal aspiración. Comentó que proponerme eso sin que me lo pidieran los jefes, sería un signo de mal gusto, de autosuficiencia. Nunca más me atreví a pensar en tal empeño hasta que no me lo exigieron.
Cuando el campo socialista se derrumbó en Europa, Cuba se tuvo que poner a tono a nivel mundial en cuanto a contar con un claustro de elevada calificación. Comenzó una fuerte presión con amenaza de sanción administrativa para que hiciera de inmediato este tipo de estudio, en el que participaría en el tribunal una cantidad impresionante de científicos sociales, de acuerdo con los requisitos soviéticos por los que todavía nos regíamos en ese entonces. Me tomó dos años leer de día, de noche, muchas veces de madrugada, los fines de semana, con hambre, pues atravesábamos la crisis de los noventa. Tenía que ir a casa de familiares a escribir en una computadora porque aún no poseía mi ordenador, a veces me sentaba en el laboratorio de informática de los estudiantes de la Facultad para escribir los avances que obtenía y sentía la molestia de algunos alumnos porque les invadía su espacio. Lo único grandioso de todo ese inmenso esfuerzo fue el camino y el resultado, no las condiciones.
Disfruté enormemente descubrir ese saber que solo otorga la lectura prolongada y sentarme a conversar con profesores de historia que eran especialistas del siglo XIX cubano, de la moral en aquel periodo de tiempo. Escucharlos con atención, recibir pues mi trabajo trataba sus sugerencias fue algo maravilloso. Siempre estaré agradecida por ese gesto generoso de transmisión del saber por el apoyo que me brindaron. Recuerdo que a una profesora le dio un infarto después de la discusión doctoral. A mí me dio un dolor muscular muy fuerte unos días antes de realizar la defensa, el stress no me permitía moverme. Una vecina -después de una inyección en el hospital- me proporcionó una medicina que me calmó.
Cuando todo ese período pasó, me susurraron hechos muy penosos. Una profesora con dinero pagaba a una persona para que le escribiera su texto y, al mismo tiempo, le suministraba comida a alguien de gran peso en el tribunal. Otro profesor, también con el afán de convertirse en un flamante doctor -le limpiaba la casa, en tres meses este último defendió sabe Dios qué futilidad. Capital económico y social fueron utilizados para lograr tal objetivo. Después les fueron otorgados a esos mismos personajes prebendas y reconocimientos institucionales.
Así que a partir de ahí comprendí qué significaba la soledad que se desprendía de la inquietud. Ya no me asombra que le faciliten títulos doctorales a este tipo de personas con capital político y se les niega a intelectuales con interés y una capacidad tremenda para desarrollar análisis de esta índole, por el hecho de tener criterios políticos diferentes a los establecidos en este país. No es nada nuevo bajo el sol. Para alcanzar el rigor docente requerido y ganar un grado científico, aparte del prestigio por saber, está la decencia.
Daniel Castellón Guillén: En el proceso para alcanzar los estándares internacionales de calidad académica y garantizar el rigor docente en la formación de postgrado, se deben impulsar una serie de acciones y medidas. Algunas de ellas son: El primer aspecto se basa en la independencia académica de las instituciones educativas y los programas de postgrado, evitando cualquier interferencia política o ideológica que pueda comprometer la objetividad y la calidad de la formación. Además, se deben reforzar los procesos de selección para admisión a programas de postgrado basados en criterios objetivos y transparentes, que valoren el mérito académico y la idoneidad científica de los candidatos.
Otra urgencia en la formación continua radica en los procesos de evaluación y acreditación externa de las universidades. Estos ciclos evaluativos deben ser ejecutados y realizados por organismos independientes y reconocidos a nivel nacional o internacional. Un aspecto que se debe potenciar es la publicación de resultados en revistas científicas de prestigio, como parte integral de la formación de postgrado, lo que contribuye a la generación y difusión de conocimiento. Creo oportuno incorporar en la formación de postgrado el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y análisis, para que los estudiantes sean capaces de cuestionar y evaluar de manera objetiva la información y los conceptos presentados. Estos aspectos complementados con los planteados anteriormente en las otras preguntas deben generar altos estándares en la educación universitaria en nuestro país.
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