La Patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos. José Martí

La Patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos. José Martí


Las dos dimensiones de la ciudadanía plena

La ciudadanía no es un atributo estático, sino un proceso dinámico que se nutre de la interacción constante entre las necesidades individuales y las capacidades sociales, todo ello enmarcado por un sistema democrático que asegure las condiciones para su pleno florecimiento. Comprender esta doble dimensión es fundamental para diseñar políticas públicas que realmente empoderen a los individuos y fortalezcan el tejido social, construyendo así una comunidad política más justa, participativa y resiliente.

30 Jun 2025
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En el intrincado debate sobre la ciudadanía, a menudo se tiende a simplificar su naturaleza, olvidando que se trata de un constructo complejo y multifacético. El texto que nos ocupa nos invita a una reflexión más profunda, desvelando dos dimensiones esenciales e interdependientes que sustentan la capacidad de un individuo para ejercer plenamente sus derechos y responsabilidades cívicas.

En primer lugar, se destaca la dimensión individual de la ciudadanía. Cada persona, en su singularidad, posee necesidades inherentes que deben ser satisfechas por el entramado social. La carencia de sostenes fundamentales como una educación de calidad, un empleo digno, acceso a la sanidad y la protección judicial puede sumir al individuo en una suerte de enajenación, limitando severamente su potencial para participar activamente en la vida política. En este sentido, los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) se erigen como pilares indispensables para garantizar una base sólida sobre la cual construir una ciudadanía activa y consciente. Un individuo preocupado por su subsistencia o su salud difícilmente podrá involucrarse de manera significativa en los asuntos públicos.

Sin embargo, la ciudadanía no se agota en la mera recepción de derechos. En segundo lugar, una dimensión social resulta igualmente crucial. Las personas, en su madurez y desarrollo, están inherentemente capacitadas para contribuir al bienestar colectivo. Esta capacidad, no obstante, requiere de garantías efectivas de las libertades civiles y políticas. La libertad de conciencia permite el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo; la libertad de expresión e información facilita el debate público y la formación de una opinión informada; y las libertades de prensa, reunión, manifestación y asociación son herramientas esenciales para la participación ciudadana y la fiscalización del poder. Sin estas libertades fundamentales, cualquier intento de responsabilizar al individuo, tanto en su esfera privada como pública, corre el riesgo de quedar frustrado. No es posible la participación sin que estén garantizados los canales para que esa participación concurra libremente.

Ahora bien, la coexistencia y el desarrollo armónico de estas dos dimensiones –la individual, nutrida por los DESC, y la social, impulsada por los derechos civiles y políticos– no son un fenómeno espontáneo. Requieren de un marco estatal democrático robusto que actúe como garante y catalizador. Este horizonte estatal debe asegurar que las necesidades individuales sean atendidas de manera equitativa, al tiempo que protege y fomenta el ejercicio pleno de las libertades ciudadanas. Sin un Estado de Derecho que equilibre lo individual y lo social, lo privado y lo público, la promesa de una ciudadanía plena corre el riesgo de desvanecerse en la desigualdad y la falta de participación.

En definitiva, la ciudadanía no es un atributo estático, sino un proceso dinámico que se nutre de la interacción constante entre las necesidades individuales y las capacidades sociales, todo ello enmarcado por un sistema democrático que asegure las condiciones para su pleno florecimiento. Comprender esta doble dimensión es fundamental para diseñar políticas públicas que realmente empoderen a los individuos y fortalezcan el tejido social, construyendo así una comunidad política más justa, participativa y resiliente.

SOBRE LOS AUTORES

( 144 Artículos publicados )

Director de Cuba Próxima. Jurista y politólogo. Miembro del Diálogo Interamericano. Editor de la revista católica Espacio Laical (2005-2014) y director del Laboratorio de Ideas Cuba Posible (2014-2019).

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