La Patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos. José Martí

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El futuro parlamento cubano: más allá de la unanimidad

El Parlamento que sueño para esa Cuba que debemos darnos, tendría sesiones que se transmitieran y grabaran en vivo para la nación —salvo casos extremos de situaciones de guerra— y debería funcionar, en todas sus estructuras y mecanismos, como la más completa Defensoría Ciudadana; donde se rinda, de verdad, culto “a la dignidad plena del hombre”, como quería el Poeta.

30 Jun 2025
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Imagen © amnestyusa

Respuestas de Jesús Arencibia Lorenzo, periodista y poeta, al dossier titulado “Visiones para el futuro parlamentario de Cuba: un diálogo ciudadano”, coordinado por Julio Antonio Fernández Estrada. Este documento recopilar y relacionar opiniones de ciudadanas y ciudadanos cubanos, residentes en Cuba y fuera de Cuba, sobre posibles normas y procedimientos para una función parlamentaria futura en nuestro país.

1. ¿Qué sistema de gobierno le gustaría que tuviéramos en Cuba en un futuro post autoritario? ¿Preferiría una república parlamentaria o presidencialista? ¿Cómo imagina el parlamento cubano después de la necesaria transición a la democracia? ¿Lo visualiza dinámico y de sesión permanente o en cambio lo imagina como una continuidad del tipo de órgano legislativo que hemos tenido desde 1976?

Me cuesta ahora mismo imaginar en lo inmediato un futuro post autoritario; pero comparto con Cuba Próxima la convicción de que debemos ir diseñándolo. Dicho esto, creo que el sistema de gobierno que se logre debe ser aquel que la mayoría de los cubanos, incluyendo los que están fuera de la Isla, decidamos darnos, democráticamente. Con la mayor transparencia, cantidad y calidad de información a nuestro alcance y sin coacciones para decidir.

La Democracia, le escuché una vez a José Saramago en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, es siempre un punto de partida, quienes piensan que ya llegaron, ni siquiera han salido hacia ella. Pero en la Cuba que hemos padecido durante décadas de totalitarismo, ni siquiera ese mínimo punto de partida ha estado a nuestro alcance. Por ello, ahí debería estar el primer gran objetivo político: construir una nación “con todos y para el bien de todos”, martianamente encaminada hacia lo democrático.

En lo particular, preferiría una república presidencialista, donde el ciudadano pueda elegir directamente a su gobernante máximo; y donde este, una vez electo, tenga todas las facultades para ejercer su mandato y todos los contrapesos que le impidan volverse un tirano.

El principal de esos contrapesos pienso que debería ser el Parlamento, un órgano suficientemente representativo de la pluralidad ciudadana; pero no desproporcionado respecto al tamaño y densidad poblacional de la Isla. Lo imagino en sesión y debate permanente y no reuniéndose dos veces al año, como hasta ahora, para alzar la mano de manera unánime y acrítica en respaldo de cuánta bazofia autoritaria le proponen los gobernantes. Un parlamento que honre ese nombre, y no la caricatura que hemos tenido hasta ahora. Un órgano cuya membresía —siempre por periodos limitados— se gane por altos méritos ciudadanos (comenzando por decencia y activismo crítico) y no mediante la lealtad genuflexa a los gobernantes de un partido político.

2. ¿Cree que el órgano legislativo que decida el pueblo cubano de forma soberana darse, debe tener el encargo de las funciones legislativas, presupuestarias y de control gubernativo, o considera que deben ser otras sus funciones?

Sí, creo que deben ser esas sus funciones, en tanto principal fiscalizador y regulador del Poder Estatal y Gubernamental, en defensa de los intereses ciudadanos. Allí donde quienes mandan y representan a la nación se intenten extralimitar, la voz justiciera del Parlamento debería frenarlos. A su vez, los parlamentarios deberían tener un control de base de la ciudadanía al que rindieran sistemática cuenta, para que tampoco se desborden en sus atribuciones ni dejen de cumplirlas en connivencia con el Poder.

3. ¿Usted propondría un tipo de parlamento con comisiones permanentes o temporales?, ¿piensa que esas comisiones deben estar especializadas en temas o áreas de gobierno para estudiar problemas complejos que requieran soluciones?; ¿estaría de acuerdo en que se instituyera un parlamento con comisiones de trabajo con la capacidad de desempeñar gestiones, observaciones y controles que correspondan al ámbito de sus competencias?

Creo que este supremo órgano debe estar integrado por comisiones permanentes y especializadas en temas o áreas, cuyos miembros tengan alta cualificación profesional sobre los asuntos que deben abordar. Pienso que esas comisiones no solo deberían desempeñar gestiones, observaciones y controles que correspondan al ámbito de sus competencias, sino que los informes y planes de acción resultantes de dichas gestiones y controles deberían ser de dominio público de la ciudadanía y, de alguna manera que la ley determine, tener algún carácter vinculante para los poderes establecidos a los distintos niveles del país. 

El Parlamento que sueño para esa Cuba que debemos darnos, tendría sesiones que se transmitieran y grabaran en vivo para la nación —salvo casos extremos de situaciones de guerra— y debería funcionar, en todas sus estructuras y mecanismos, como la más completa Defensoría Ciudadana; donde se rinda, de verdad, culto “a la dignidad plena del hombre”, como quería el Poeta.

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Centro de Estudios sobre el Estado de Derecho y Políticas Públicas

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