Cuando un parlamento o un gobierno toma decisiones que van a contrapelo de la vida, tienes un país fracturado, un gobierno enajenado, distante de las necesidades de su pueblo. Es el camino directo a las dictaduras, el fascismo, las políticas que excluyen y discriminan. Y no importa a qué Historia, principios, discursos o autoridades apeles, la gente terminará alejándose y rebelándose. Cualquier promesa deber ser verificada, realizada, sostenida. La vida es corta y debe llevarse con dignidad. El futuro se conforma hoy, en este instante.
Respuestas de Gustavo Arcos Fernández Britto, profesor, crítico e investigador, al dossier titulado “Visiones para el futuro parlamentario de Cuba: un diálogo ciudadano”, coordinado por Julio Antonio Fernández Estrada. Este documento recopilar y relacionar opiniones de ciudadanas y ciudadanos cubanos, residentes en Cuba y fuera de Cuba, sobre posibles normas y procedimientos para una función parlamentaria futura en nuestro país.
1. ¿Qué sistema de gobierno le gustaría que tuviéramos en Cuba en un futuro post autoritario? ¿Preferiría una república parlamentaria o presidencialista? ¿Cómo imagina el parlamento cubano después de la necesaria transición a la democracia? ¿Lo visualiza dinámico y de sesión permanente o en cambio lo imagina como una continuidad del tipo de órgano legislativo que hemos tenido desde 1976?
Me gustaría un gobierno que legitimara su autoridad y competencia basada en resultados concretos para el bienestar de los ciudadanos y el país. Significa que su permanencia en los cargos, como servidores públicos, esté determinada no por la fidelidad a un partido u orientaciones ideológicas emanadas de este, sino por la capacidad de mejorar la vida de los ciudadanos y de encauzar y resolver con eficiencia los problemas que enfrente. Las autoridades tienen una responsabilidad que debe ser acompañada de la ética, la honestidad y la transparencia.
Sobre si debe ser una república parlamentaria o presidencialista, prefiero la primera, siempre y cuando esos parlamentarios o representantes del pueblo sean reales y no un instrumento de algún partido.
2. ¿Cree que el órgano legislativo que decida el pueblo cubano de forma soberana darse, debe tener el encargo de las funciones legislativas, presupuestarias y de control gubernativo, o considera que deben ser otras sus funciones?
Me gustaría que…. funcionara. La cuestión temporal es algo … técnico. Cualquier labor parlamentaria, necesita estructurarse sobre una praxis. Una discusión sobre la necesidad de tal o más cual medida necesita de su verificación. ¿Es pertinente ese decreto o ley? ¿Cómo impacta en la ciudadanía o el funcionamiento de un país? Hacer reuniones permanentes convertiría al parlamento en una “olla de grillos”, una legión de burócratas que no cesan de hablar y pensar un país, mientras que la vida está en otra parte. Cualquier dinámica tiene que articularse en función de la ciudadanía sin olvidar por supuesto los intereses del Estado. Hay cuestiones particulares, locales y otras de alcance nacional o internacional. Existe un parlamento, pero también un gobierno y éste debe tener un margen de maniobras, de confianza depositada en sus integrantes. Como dije en la pregunta anterior, el respeto debe ser ganado, no otorgado por una orden superior. Y cada cierto tiempo ese poder debe ser emplazado, debe responder por sus gestiones y si no ofrece los resultados deseados, tiene que renunciar y dar paso a otros.
3. ¿Usted propondría un tipo de parlamento con comisiones permanentes o temporales?, ¿piensa que esas comisiones deben estar especializadas en temas o áreas de gobierno para estudiar problemas complejos que requieran soluciones?; ¿estaría de acuerdo en que se instituyera un parlamento con comisiones de trabajo con la capacidad de desempeñar gestiones, observaciones y controles que correspondan al ámbito de sus competencias?
Ya creo haber respondido esa interrogante. Un parlamento realmente conformado por representantes del pueblo (no por un sistema de selección “a dedo”) debe tener la mayor autonomía y rigor. Sus debates o decisiones deben salir del diálogo sistemático con la vida real. Preguntarse todo el tiempo, si el país y sus leyes están en sintonía con las expectativas ciudadanas. Quisiera que los parlamentarios y las autoridades de gobierno escuchen a los especialistas en cada área. Los economistas, científicos, educadores, artistas, sean invitados al debate sobre los asuntos de su conocimiento o experiencia. Muchas veces vemos que se toman decisiones que nada tienen que ver con la práctica, o los problemas reales. ¿Fueron escuchadas las voces que saben del asunto? ¿Además de un criterio oficial, se escucharon otros puntos de vista? Me gustaría un país donde exista oposición, resistencia, intercambio de ideas. Creo en la argumentación, en el conocimiento. Una cosa es la alharaca, el escándalo y otro el sentido del deber, la responsabilidad que tenemos todos como ciudadanos o directivos, si es el caso. Es bueno decir lo que se piensa, pero mejor sería, pensar lo que se dice. A veces (demasiadas) creemos saberlo todo, y nos sentimos, desde nuestras posiciones de poder o autoridad, por encima de los demás.
No todo el mundo sabe, domina todos los temas. Entonces, antes de tomar decisiones hay que investigar, escuchar, debatir, llegar a consensos o acuerdos. La existencia de Comisiones de Trabajo me parece que puede ser una opción funcional, pero…si parten de un real interés en dialogar con los que tienen experiencia. El conocimiento es poder. Pero además no puede faltar el contacto con la gente. Cualquier teoría por buena o estudiada que sea, necesita ser puesta en práctica. Solo ahí podrá verificarse su eficacia. Las leyes son necesarias, las instituciones, los gobiernos, también. Pero hay algo que se llama …sentido común, lógica, y eso lo va ofreciendo la vida. Cuando un parlamento o un gobierno toma decisiones que van a contrapelo de la vida, tienes un país fracturado, un gobierno enajenado, distante de las necesidades de su pueblo. Es el camino directo a las dictaduras, el fascismo, las políticas que excluyen y discriminan. Y no importa a qué Historia, principios, discursos o autoridades apeles, la gente terminará alejándose y rebelándose. Cualquier promesa deber ser verificada, realizada, sostenida. La vida es corta y debe llevarse con dignidad. El futuro se conforma hoy, en este instante.
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