La Patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos. José Martí

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Una verdad de dos caras

El embargo no es ahora el principal problema de la población cubana ni una de sus preocupaciones vitales. No creo que se acuerden medianamente de él en medio de las dificultades provocadas por una economía fallida desde siempre.

26 Jun 2025
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A tenor de la publicación ‘Las sanciones económicas ante el paradigma de los derechos humanos’ de Alexander Hall Luzardo. Cuba Próxima. (1).

Encontrado el pie para la décima, anoto que el tema presentado por Hall es complejo, y su abordaje, extenso. Ello demanda el reconocimiento a una labor ardua que ofrece un punto de vista propio; sin embargo, no logro ver en este enfoque la multilateralidad que exige un acercamiento socioeconómico y político medular a dicha cuestión. Tengo en cuenta que la exposición se ha circunscrito con primacía a la vinculación estrecha entre derechos humanos y embargo, visión desgastada en las sempiternas quejas de los gobernantes cubanos.  La tesis central del autor acerca de las sanciones coincide con las añejas explicaciones del castrismo para justificar la ineficiencia de su política económica. Lo curioso es que el artículo reconoce la ineptitud del desgobierno cubano; sin embargo, se maximiza el hecho incuestionable de que la población cubana es la que sufre dichas sanciones.

Cierto que se afirma, entre otros ejemplos, que la entidad administradora de las finanzas públicas ha resultado incapaz de acometer las inversiones necesarias que demanda el sector energético en los plazos adecuados y se critica la presencia desproporcionada de los gastos en turismo en detrimento de otras esferas. Aunque se concluye y cito: “Sin embargo, en dicho resultado tienen un lugar innegable el conjunto de sanciones económicas contra Cuba, dadas las dificultades en el acceso a combustibles, piezas, créditos y divisas, de manera que en la práctica obstaculizan la adecuada recuperación del sector y la economía, con una incidencia directa en el bienestar de millones de personas”. (2). 

Afirmación objetiva que, a su pesar obvia cuestiones relevantes. A saber: la carencia de visión de futuro (y de presente) del castrismo, recostado siempre en la ayuda exterior y la supremacía económica de la clase dirigente en hábitos y modo de vida comparados con la situación in extremis de la aplastante mayoría empobrecida y el desvío constante de recursos económicos hacia instituciones represivas militares o paramilitares como el holding GAESA. El investigador cubano Emilio Morales expone al respecto: “Sólo funcionan las instituciones con funciones represivas: el Ministerio del Interior (MININT) y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). El país es administrado por un gobierno controlado por una oligarquía mediante el súper holding Grupo de Administración Empresarial S.A (GAESA). Ello ha incrementado la pobreza y disparado la emigración masiva a Estados Unidos” (EEUU)(…). (3)

Aun así, el acercamiento de Hall centra la crítica del embargo en nociones polémicas como la ‘extraterritorialidad’ de la medida de “castigo” y la afectación a la soberanía del territorio cubano.  Hago dos precisiones que podrían cuestionar el juicio anterior: 

  – El territorio afectado de referencia (la nación archipielágica) es parte de otro más amplio (la nación transnacional en diversos enclaves geográficos), donde dichas medidas son mayoritariamente aceptadas, si concordamos en que la nación se volvió transnacional con la salida al exilio de millones de compatriotas y que no somos ni estamos únicamente en el territorio archipielágico, y

  – El hecho de que vivimos la etapa final del totalitarismo, y lo que tocaría con urgencia es extraer lecciones válidas de aciertos y debilidades para la consecución de metas pertinentes en la reconstrucción del país.  

El embargo, sanción internacional a un régimen que se permitió incautar riqueza acumulada sin ni siquiera ofrecer a cambio una justa compensación, brindó un punto idóneo de apoyo al castrismo en su tarea de propaganda nacional e internacional. Constatamos aquí como ha perdurado en el imaginario de algunos hasta la actualidad. No obstante, no es relevante ni constituye una perentoriedad social. Sí resulta una inquietud ética relacionada con el deseo de lograr la evolución hacia el cambio de un sistema fracasado; sistema que arrastra consigo a la población de todo un espacio territorial. 

Con sanciones y sin ellas, el país ha quedado destruido en su patrimonio físico…y psíquico. Salta a la vista cuando se caminan sus calles o nos detenemos a pensar en el origen de la decrepitud del “socialismo” cubano sin alcanzar otra cosa que no sea la depauperación de toda la población in situ.  

En lo tocante al concepto de soberanía, me permito opinar acerca de la necesidad de analizarlo sin menospreciar la connotación secular que vincula el término con la capacidad política de un estado para gobernarse y tomar decisiones sin la participación de otros estados. Contemplada a fondo entonces, la soberanía aludida por el castro canelismo deviene en falacia. Nunca el totalitarismo cubano ha sido capaz de gobernarse sin el “consejo y ayuda fraternal” de terceros, dígase Rusia, Venezuela o China, por citar a algunos socios. En paralelo, no ha dejado de penetrar, incluso militarmente, en países de África, América Latina y el Caribe. Paradójico.

En otro orden de cosas, me pregunto no únicamente acerca de la urgencia política del tema; también me ocupa cuál sería su beneficio social más inmediato con semejantes interlocutores.

A pesar de que este escrito largo sobre embargo y derechos humanos se me hace farragoso en léxico, sintaxis y razonamientos y ello dificulta mi lectura, observo de igual modo que se repiten en cierta medida los argumentos -mantras del desgobierno cubano en su enfrentamiento histórico con las Administraciones estadounidenses. La sustentación de toda la exposición se orienta a convencer de la necesidad de la eliminación de las sanciones. El embargo va unido, como ya he subrayado, al asunto de los derechos humanos, aspecto este último violado sistemáticamente en la práctica por el castrismo, desde el mismo instante en que se emprendieran los famosos juicios y fusilamientos en 1959.  Un repaso al último Informe de Amnistía Internacional sobre Cuba y el estado actual de los derechos humanos señala problemas en derechos sociales, económicos y culturales, con énfasis en la precaria situación de la salud, al tiempo que fundamenta las violaciones de la libertad de expresión y se detiene en la reclusión arbitraria y las injustificadas penas de cárcel en condiciones inhumanas de reclusión. (4).

Encuentro en la letra del texto propuesto una crítica abierta al castro canelismo; no obstante, el espíritu de dicha letra se orienta con claridad a la condena a Estados Unidos en tanto país “hegemónico”, en palabras del propio autor. Ello se inserta en el antiamericanismo histórico, propio de una parte significativa del pensamiento cubano desde el nacimiento de la República, que perdura y asoma en las consideraciones expuestas y que considero poco útil a estas alturas. No es una opinión surgida de la nada ni tampoco original en solitario. Diría que en una interacción más reciente proviene, entre otras posibles, de la escuela del académico estadounidense, Samuel Farber (5), difundido y publicado en varios medios alternativos cubanos y que ameritaría una indagación aparte.

Por el contrario, yo opino que Cuba precisa una nueva política internacional serena y pragmática, basada en sus necesidades de desarrollo económico. O sea, en el logro de una relación ‘dentro- afuera- adentro’, dispuesta a recibir todo lo que ayude a reconstruir su base económica y empresarial. Una actitud más realista y menos ideologizada, en la que Estados Unidos, el país donde viven más de 3 millones largos de compatriotas, debería dejar de imaginarse como el enemigo. 

No podría omitir la presencia de dos hechos objetivos en dicha actitud. El primero es que el régimen cubano ha defendido con terquedad supina -a capa y mejor con espada – una postura internacional alineada con un modelo de vida situado en las antípodas de una democracia como la que los norteamericanos han consolidado, mientras que el segundo evento muestra como a contrapelo del primero la nación cubana traspasó sus fronteras y se hizo transnacional… Con una experiencia de vida amplia y sostenida en uno/varios sistemas/s democrático/s, el cubano transnacional es hace casi medio siglo el mejor boomerang lanzado a la cara del castrismo.  En mucho, su mejor herencia. La circunstancia comentada se ha ganado por sí misma un encaje integrador propio, valiente y moderno. Es decir, un encaje como acoplamiento, capaz de fomentar la cooperación económica y tecnológica de todos aquellos, cubanos o no, que lo deseen: gobiernos, empresas, ciudadanos…. Esto para mí es decisivo en el futuro de nuestro estado y República post castrismo.

Claro que también, como bien apunta Hall, estamos hablando de Cuba como de un país antillano: la mayor de las Antillas. Sin embargo, esa condición geográfica no la desvincula de una historia compartida con su vecino más próximo geográficamente, como tampoco borra los fuertes nexos interculturales establecidos con Estados Unidos en la guerra del 95 y posterior nacimiento y desarrollo de nuestra República. Esa condición geográfica es una ventaja geopolítica porque ofrece varias posibilidades de integración económica en un mismo espacio cercano.  Ser llave del Golfo es mucho más que una simple definición.

Retomando la tesis central de las reflexiones expuestas, me quedo con la duda de si todas las razones planteadas para levantar el embargo son iguales en su trascendencia. Tengo en cuenta en especial las referencias acerca de la influencia nociva de las sanciones en la población de mayor edad y en los jóvenes. Como en todo lo planteado para justificar el levantamiento del embargo, el régimen castro canelista y no las sanciones es el que siempre ha fracasado en sus políticas económicas hasta desembocar en la situación actual. O sea, en la paradoja de pagar en pesos cubanos y vender la subsistencia en dólares: el exilio obligado a mantener a sus familiares, subsidiándolos con divisas al bolsillo ajeno: capitalismo de estado en un régimen político autoritario. 

Cierto que reflexionar es un excelente ejercicio, aunque mejor aún sería hacerlo con datos precisos. Por ejemplo, cifras que muestren la posible afectación económica total del embargo, en comparación con una estimación aproximada de las remesas recibidas en seis décadas desde el exilio, sumadas con el monto aproximado de la ayuda recibida de la URSS y de Venezuela, entre otros renglones. La balanza se inclinaría del lado de las remesas y la ayuda citada. Apuntan ya búsquedas detalladas que, sin proponérselo, ayudarían en este empeño.  Así, el profesor e investigador cubano Pavel Vidal Alejandro (6) se detiene en el impacto de las sanciones estadounidenses a Cuba SIN DESCARTAR el impacto económico de las remesas y de los flujos de comercio en el haber (ingresos), y no en el debe financiero del gobierno (posibles egresos o daños económicos). El académico cita asimismo las fructíferas indagaciones variadas del académico Jorge Duany (7), pionero en los estudios sobre transnacionalidad en la diáspora cubana y experto en su trascendencia socioeconómica.  Ambos investigadores aportan muchísimo en ambas esferas, por lo que sus razonamientos esclarecen sobremanera cualquier planteamiento al respecto.

De esta suerte subrayo que Vidal acierta en la evaluación de los indicadores económicos a la luz de una variada información en la materia, y concluye que las remesas junto con el flujo de visitantes constituyen la mejor manera de paliar las carencias materiales de la población. (8). 

Estoy de acuerdo y lo he vivido en carne propia; por lo que tomaría los datos de la exploración citada en calidad de soporte para demostrar la superioridad económica de lo recibido por el desgobierno en ayudas, remesas y flujos comerciales y turísticos sobre las reales afectaciones del embargo.

Nos encontramos con lo que defino como una arista de doble cara en la verdad sobre el embargo. Este ha dejado a un lado su esencia económica y política y ha cedido el paso a una categoría moral, aunque todavía se vea con la claridad suficiente. Claro que ahora mismo la situación ha cambiado y estamos ante el endurecimiento de las sanciones con su aceptación casi absoluta por el exilio en EEUU. Esta parte de la oposición defiende la tendencia, ya que considera que puede ser la forma de acelerar la caída del gobierno del PCC. De ahí con certidumbre, gran parte del interés renovado en el caso. Dicha posición choca con la expuesta por Hall en su texto y que recoge la inquietud de otra gran parte de los opositores. Semejante coyuntura ha despertado de nuevo mi interés en encontrar estimaciones económicas que avalen uno y otro posicionamiento. Hemos estado demasiado tiempo expuestos a un lenguaje político declarativo carente de razonamientos lógicos y repleto de hipérboles ideologizadas.

En sentido opuesto, la precisa investigación realizada por Vidal saca a la luz suficientes indicadores económicos para al menos replantearse el problema despojado del elemento ideológico. Aunque no se proporcione información sobre la posible dimensión del impacto socioeconómico del embargo en los grupos de población que Hall toma como muestra y que permita asegurar que este es su causa primera, los datos recopilados y procesados son tremendamente ilustrativos y necesarios. Sin poder sustentar mi pensamiento con encuestas y mediciones especializadas y comparativas, me inclino a pensar que en la quiebra de la seguridad social y la atención a los más desfavorecidos han incidido también otros factores determinantes como el desprecio manifiesto de la élite económica a la liberación del mercado, en primerísimo lugar. Además de la tristemente célebre tarea ordenamiento y la bastante reciente dolarización obligada de alimentos y servicios, entre otros rubros. Ahora ya no está la URSS detrás de cada vaivén económico de Fidel Castro y tampoco la Venezuela actual de Maduro se encuentra en las mejores condiciones para continuar inyectando petróleo en las venas abiertas de los pretendidos dirigentes cubanos.

Faltaría expresar que no resulta baladí eliminar algunas inexactitudes conceptuales presentes en el escrito de Hall, digamos la identificación de dos fenómenos diferentes como lo son bloqueo y embargo, porque al final solo lastran un enfoque objetivo pleno y lo presentan de modo esquemático. Dicha diferencia ha sido objeto de numerosas aclaraciones en la literatura especializada y, por tanto, no me detengo en este aspecto.

Me quedo con la impresión de que el trabajo glosado se inclina no sólo a sobrevalorar los efectos de las sanciones; también postula una censura explícita del posicionamiento de una parte importante de la oposición a favor de una intervención humanitaria en Cuba. Con independencia de la libertad de expresión y opinión de cada quien, yo me decantaría por escuchar y analizar con la debida consideración todas las diferentes posiciones en este asunto.

En conclusión, el embargo no es ahora el principal problema de la población cubana ni una de sus preocupaciones vitales. No creo que se acuerden medianamente de él en medio de las dificultades provocadas por una economía fallida desde siempre. Pretexto preferido para tapar los vaivenes políticos de una élite bien comida y bien vestida, estaría por ver, y oteo que no lo veremos, si su desaparición comporta también la desaparición de las infrahumanas condiciones de vida de los cubanos. Tengo mis reservas.  

Este último escenario depende de la posible conducta que adoptaría el núcleo gobernante que vaya quedando indemne frente a los variados conflictos de poder que en estos momentos álgidos marcan sus decisiones. 

Acabe de desaparecer el castro canelismo y ábrase Cuba al mundo. Otro gallo cantará.

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 Agradezco al autor la exposición detallada y franca de sus ideas, mérito siempre bienvenido. 

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1).  Véase: Hall Luzardo,A. Las sancionrs económicas ante el paradigma de los derechos humanos. En: https://cubaproxima.org/

2). Op. Cit. p. 1.

3). Morales, Emilio. Cuba. Crisis de gobernanta y futuro incierto. En:https://media.realinstitutoelcano.org/wp-content/uploads/2023/07/ari73. P. 1.

4). Cuba 2024. En :https://https://www.amnesty.org/es/location/americas/central-america-and-the-caribbean/cuba/report-cuba/

5). Farber, S. En:CubaXCuba:https://www.cubaxcuba.com/blog/mercado-libre-planificacion-democratica /.

6). Vidal Alejandro, P. El impacto económico de las sanciones estadounidenses a Cuba, 1994/2020. Documento de trabajo. Real Instituto Elcano, 2022.En: https://media.realinstitutoelcano.org/wp-content/uploads/2022/02/dt-2022-pavel-el-impacto-economico-de-las-sanciones-estadounidense-a-cuba-1994-2020.pdf

7). Duany, J.  Redes, remesas y paladares, en Vol. 2 Núm. 7 (2019): Economía y Sociedad.

8). Morales, Emilio: Op. Cit.  p.1.

SOBRE LOS AUTORES

( 1 Artículos publicados )

Cubana. Profesora, traductora y escritora. Doctora en Ciencias Filológicas. En la capital cubana fundó y dirigió la sección de Traducción Literaria de la UNEAC y la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes. Ha sido catedrática de universidades cubanas y extranjeras. Sus traducciones del alemán, inglés y ruso han sido publicados en varios países. Es miembro de la American Literary Translators Association.

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