Con mucho compromiso y desde un testimonio ciudadano más que probado, Yaima Pardo responde sobre las actuales dificultades de Cuba. Es graduada de la Universidad de las Artes de Cuba (ISA) y master en Procesos Culturales Cubanos, cineasta y video activista. Ha sido directora de importantes documentales y series web. Actualmente se desempeña como Directora de Multimedia de ADN CUBA, un medio de comunicación/noticias que reúne a comunicadores de diversos orígenes.
1) Al parecer, actualmente cualquier estrategia y gestión de cambios estaría confinada a condiciones que ya exigen -el deterioro económico, -un amplísimo espectro social con imaginarios excluidos por algo más que “un dogma de Estado”, y -el peso creciente de una imprescindible relación con Estados Unidos. ¿Cómo podrían marcar estas tres realidades la próxima evolución de los acontecimientos en Cuba?
La gestión de cambio para el necesario desarrollo de Cuba debería estar impulsada desde su gobierno, pero ese sería el caso ideal en que nos gobernaran expertos en cada ministerio y no una banda de burócratas mediocres interesados en no perder los beneficios que le otorgan sus cargos. Funcionarios públicos que gobernaran para el pueblo y no para mantenerse en el poder, que respetaran los derechos de sus ciudadanos a elegir libremente a sus líderes, que implementaran políticas públicas para el desarrollo de su sociedad, pero eso está muy lejos de la realidad.
Los cubanos ya hemos perdido la confianza en que ese régimen aspire a transformarse desde dentro, muchos han sido los intentos y muchas las personas machucadas por el camino, generaciones enteras, muchas vidas se han perdido esperando ver un cambio positivo para Cuba que no acaba de llegar.
Una evolución feliz para Cuba sería que los integrantes de las fuerzas represivas se pusieran de parte de los civiles y sacaran por la fuerza a los que están hoy en el poder. Con esa idea llega otro conflicto, en Cuba el poder no está en sus estructuras de gobierno, ni en sus ministros, ni está tampoco en el presidente de La República.
La real maquinaria opresiva y poderosa del sistema está en la cúpula militar que controla la economía de la isla el monopolio estatal GAESA conglomerado de empresas militares, que tiene como jefe a Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, muy cercano a Raúl Castro. A ellos también necesitaríamos destronar para poder librarnos de su tiranía; para eso solo nos queda acudir al apoyo internacional y denunciar a los corruptos magnates ante todos los organismos internacionales y gobiernos del mundo.
2) Para acometer reformas, cualquier sociedad necesitaría actores cualificados, proyecciones claras, instituciones eficaces. ¿Cuáles serían estos en la Cuba actual? ¿Qué tendrían en contra? ¿Cómo podrían sortear las dificultades?
Las dificultades muchas porque no tenemos en el poder ni actores cualificados, ni proyecciones claras, ni instituciones eficaces. Yo veo al gobierno de Cuba como el peor enemigo de los cubanos, el que frena su desarrollo y no les permite fundar y crecer en su propia tierra. Tendríamos en contra al propio régimen y su totalitarismo que no ha permitido desarrollar instituciones autónomas con real capacidad organizativa y de liderazgo.
En algunas comunidades pienso que podrían funcionar las iglesias y los líderes de congregaciones orientadas hacia el respeto la paz y la hermandad entre los cubanos.
3) Hay momentos en los cuales una sociedad demanda el concurso de toda la ciudadanía, o de la mayoría. A la vez, para ello siempre resulta imprescindible un referente compartido en ese instante, no en la historia, aunque pueda tener vínculos con ella, capaz de entusiasmar e implicar. ¿Cuáles aspiraciones actuales, proyecciones vigentes, documentos fundamentales, pudieran configurar esto? En ello, ¿podría ocupar algún sitio la Constitución de 2019?
La Constitución de 2019 fue una imposición brutal, no puede tener ningún valor un documento que condene a un pueblo entero y a sus hijos a vivir bajo un solo Partido y menos el Comunista que solo ha traído dolor y fracaso a toda una Nación. (ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. Organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista. Trabaja por preservar y fortalecer la unidad patriótica de los cubanos y por desarrollar valores éticos, morales y cívicos.)
Podemos tener referentes en otros países de Latinoamérica como Costa Rica, me interesaría muchísimo que mi país no tuviera ejercito militar y que mis hijos no tengan que ir nunca al servicio militar obligatorio.
La sociedad cubana en general está muy militarizada, se dirige todo como un campamento, una escuela, un centro de trabajo, hasta un hospital… todo. Mis aspiraciones serían que la creatividad tomara el poder y que todo lo bueno y bello llegue a nuestra sociedad y se irradie a todas las áreas de nuestras vidas. Creo que República Checa, El reino de los países bajos, EEUU, República Dominicana, todos los países pueden ser referentes positivos para que Cuba prospere.
4) Estas dificultades desatan el criterio político de los cubanos. ¿Qué actitudes caracterizan estas expresiones ciudadanas? ¿Cuáles son las formulaciones sociales y políticas más descollantes, dentro de este universo cubano, que pretenden aportar soluciones viables? ¿Cuáles son los cambios más importantes que solicitan y a través de qué metodologías? ¿Cuánta empatía reciproca pudiera existir entre ellas y la generalidad ciudadana?
Estoy muy atenta a todo lo que está pasando hoy con el periodismo ciudadano en Cuba y el uso de las redes sociales. A través de ellos podemos, hacer denuncias, ayudar a una madre con problemas de vivienda, a un adulto mayor abandonado a su suerte y hacerlo desde lugares muy distantes de la geografía cubana. Esos relatos de Cuba desde los ciudadanos más al margen del sistema se pueden leer haciendo scroll en una pantalla y activan todas las demandas desde la ciudadanía y muchas personas encuentran en las redes una solución -aunque sea temporal- a sus problemas.
Estas iniciativas, desde la base del poder ciudadano, activan la solidaridad y el apoyo de la diáspora cubana que es donde está el capital económico; también accionan la respuesta reactiva del gobierno para tapar su ineficiencia.
El trabajo de estos valerosos jóvenes como Jancel Moreno, Esteban Rodríguez, Iliana Hernández o Ruhama Fernández, demuestran al mundo que Cuba es algo más doloroso de lo que se pinta en las propagandas de paraíso de salud y educación gratuita. La actitud más política hoy frente al totalitarismo cubano, es desenmascararlo.
5) Evidentemente, la situación actual de Cuba demanda una ruta, “diversa y tensa, pero conjunta”, que incluya a toda la pluralidad de cubanos, con el propósito de aportar efectivamente a la estabilidad, al desarrollo y a la democratización del país. ¿Cómo facilitarlo? Además, ¿sería factible el empeño si el poder excluye a todos “los otros” de la posibilidad real de participar. ¿Algo podría modificar esto?
Es necesario una alfabetización cívica y una aproximación justa a nuestra historia para que los ciudadanos puedan despertar de los adoctrinamientos y falsos conceptos. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de acercar información precisa y contrastada para que las decisiones que tome la ciudadanía sean consecuentes con las necesidades del país. No se puede dejar a nadie fuera del proceso, es por eso que el poder debe ser una decisión nuestra, de todos los cubanos. El régimen debe dejar el poder, por un verdadero clamor popular.
6) Un proceso de reforma demanda inclusión y diálogo. Esto, a la vez, exige la preexistencia de sujetos (individuales y grupales) de algún modo establecidos, legitimados de alguna manera. La sociedad cubana “transnacional”, y el Estado, ¿poseen estos actores? ¿Cuáles deberían ser las características de ese dialogo? ¿Cómo facilitarlo?
El régimen de La Habana ya ha intentado dialogar con la diáspora, pero de manera selectiva, determinando quienes son “los elegidos” y eso continúa siendo un diálogo de sordos donde muchos cubanos quedamos silenciados. Desde mi experiencia personal en La Habana pude dialogar más fácilmente con mandatarios foráneos que con mi propio gobierno y siempre pensé por qué a mis gobernantes no les interesaban mis ideas y las de mi generación.
Por parte de los representantes del solo recibí acusaciones falsas de hacerle el trabajo al enemigo, que, si era una asalariada del imperio, las calumnias que hemos sufrido muchos de nosotros, en fin… Viví con ilusión la política del deshielo del presidente Obama y La Habana parecía florecer ante la inminente afluencia del turismo norteamericano a la Isla, pero los dictadores en el poder no cedieron nunca.
Hoy no considero el dialogo con la dictadura como posible vía para la libertad y prosperidad de Cuba. Ese sistema fracasado solo ha traído sufrimiento para nuestras familias y un deterioro económico mortal para nuestro país.
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