El diálogo es el principal modo de comunicación humana, a través del cual se intercambia información con otras personas y se consigue acuerdos.
El origen de la palabra es griego y se compone de dia (dos) y lógos (palabra). Pero tiene varios matices de significado, o sea, habla, razonamiento, argumentación, discurso o instrucción. También puede ser entendida como inteligencia, pensamiento o sentido.
Platón utilizó esté método, la “dialéctica” o arte del diálogo, para oponer dos discursos racionales y de esta forma llegar a la “Verdad”.
De todo ello estamos muy necesitados en Cuba.
Debemos entender que el “logos”, como enfoque persuasivo, puede influir en los oyentes mediante la razón. De esa forma un razonamiento avanza hacia el siguiente y muestra a la vez que la conclusión alcanzada no sólo es correcta, sino también necesaria y razonable.
Es la palabra en cuanto meditada, reflexionada o razonada.
Olvidamos a veces que el diálogo se compone de dos partes y no supone una cesión ni entrega. Este constituye un sistema no violento que coloca en una mesa las legítimas reclamaciones de la parte demandante en busca de soluciones para una situación, que suele ser grave.
Cuba necesita de este diálogo, que no cede, sino que expone motivos y exigencias. En tal sentido, no puede considerarse el diálogo como objetivo final, sino tan sólo un instrumento para lograr el bien común de la sociedad.
Hay diferentes niveles de diálogos. Pueden ser entre personas de diferentes lenguas que compartan principios y valores; o, como en nuestro caso, entre personas del mismo idioma, pero que damos diferentes significados a palabras como patria, libertad, derecho, solidaridad, paz, orden, dignidad humana o democracia, y ello dificulta entendernos.
Es cierto que una de las partes de este conflicto, el gobierno cubano, intenta o intentará engañar a la otra con la intención de conducirla a que acepte sus conclusiones; pues las autoridades cubanas tienen un rechazo enorme al diálogo con los cubanos. ¿Por qué?
Lo rechazan porque le temen. La palabra es el arma más poderosa que existe cuando se sustenta, como es nuestro caso, con lógica, razón, verdad y sentido común.
No excluyamos esta posibilidad que podría forzar al sistema a enfrentarse con sus propias contradicciones, las cuales tendrán que ser reconducidas.
A veces rechazamos este método, con razón, debido al exceso de retórica del régimen, en general vacía, cínica, falsa, impostora, que defrauda. Pero, huyamos de la irracionalidad.
Así lo aconseja la actual grave crisis internacional.
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