Declaración de Yanelys Núñez, integrante fundadora del Movimiento San Isidro, al conocer del Premio Rafto otorgado en el día de hoy 19 de septiembre de 2024 por el Reino de Noruega al Luis Manuel Otero Alcántara.
El reconocimiento internacional del Premio Rafto al artista y activista Luis Manuel Otero Alcántara, no solo visibiliza la situación de represión que enfrenta la ciudadanía cubana, sino que también refuerza el apoyo global a la causa de la libertad de expresión en el país. Para los activistas cubanos, este premio es una fuente de esperanza y legitimación, al señalar la importancia del arte y el activismo como herramientas de resistencia.
El trabajo de Luis Manuel como artista y activista de los Derechos Humanos lo ha convertido en un líder de opinión reconocido por la sociedad civil cubana. Obras suyas como la serie fotográfica “Mil maneras de morir accidentado” son un claro reflejo de su postura crítica ante el poder. En esta que, en específico, realizó en colaboración con Angelo Troya, Luis Manuel recrea posibles “accidentes” que la Seguridad del Estado cubano podría utilizar para deshacerse de él o de cualquier otro opositor incómodo. Esta obra es un recordatorio del peligro que enfrentan aquellos que deciden expresarse libremente en Cuba, donde el desamparo legal es una realidad para los que eligen luchar por la verdad en un sistema totalitario.
Esta serie es, además, un homenaje a las personas que han perdido la vida o que cumplen sentencias injustas por pensar diferente.
Otra obra como “Drapeau” o “24 horas del mes de agosto con la bandera cubana sobre mis hombros”, no solo generó un challenge masivo en redes sociales, titulado #LaBanderaEsDeTodos, donde los cubanos se apropiaban de su enseña nacional, sino que también colocaba en el centro de la mesa preguntas cómo: ¿de quiénes son y a quiénes representan los símbolos de una nación? ¿a quiénes se les permiten usarlos? ¿cómo son manipulados por el Poder?
Además, de su trabajo artístico, Luis Manuel ha sido protagonista de gestos cívicos que han marcado a la sociedad cubana en los últimos años, y que han sido inspiradores. Uno de ellos fue el “Acuartelamiento de San Isidro”, un evento cívico espontaneo generado por la injusta detención de un artista y opositor, Denis Solís. Durante una semana (en noviembre de 2020) 14 personas sitiadas por la policía política iniciaron una huelga de hambre y de sed pidiendo la excarcelación del joven Denis. Dicha protesta pacífica realizada en el interior de la casa de Luis Manuel, en Damas 955, en el barrio capitalino de San Isidro, terminó con un violento desalojo por parte de la policía cubana.
La lucha de Otero Alcántara durante estos más de 10 años de trabajo, en los que ha sufrido alrededor de 60 arrestos arbitrarios, difamación en la prensa nacional, violación de su privacidad, corte de comunicación en sus servicios telefónicos, intervención de sus llamadas, amenazas a sus familiares y amigos; registros ilegales a su vivienda, agresiones por parte de la policía, decomisos de materiales, desapariciones forzadas, destrucción de sus obras de arte, hospitalización forzosa, y actualmente una sanción penal de 5 años de cárcel, pone de relieve la necesidad de mayores esfuerzos colectivos, y mayor presión internacional, para proteger los derechos culturales y políticos en Cuba, donde el Estado continúa sofocando cualquier forma de crítica.
El premio a Luis Manuel, que es un reconocimiento a todos los presos políticos cubanos, no debe quedarse solo en el simbolismo, sino que debe transformarse en una presión constante y efectiva sobre un régimen que intenta sofocar la voz de su pueblo. Cuba no necesita más mártires; necesita justicia y libertad ahora.
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