La Patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos. José Martí

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Tres puntos controversiales sobre una solución dialogada para Cuba

Los tres tópicos disparan los ánimos y los extremismos, nos enredan en un círculo vicioso que, cuando menos, paraliza. Desde “con la dictaduras no se dialoga”, “en dictadura no se vota”, “EEUU es clave fundamental”, “a la dictadura no se le saca sin violencia”, etc..

06 Oct 2024
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Imagen © Theowp

La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche

Albert Einstein (1879-1955)

Cuba continúa cuesta abajo y la polarización crece hasta nublar la solución del conflicto nacional y el futuro. Reflexionemos sobre tres puntos controversiales relacionados con una solución dialogada: el tipo de Diálogo, si es la única opción y el papel de EEUU. No solo perjudican esa salida, sino también la comprensión de nuestras circunstancias, opciones y prioridades:

Los tres tópicos disparan los ánimos y los extremismos, nos enredan en un círculo vicioso que, cuando menos, paraliza. Desde “con la dictaduras no se dialoga”, “en dictadura no se vota”, “EEUU es clave fundamental”, “a la dictadura no se le saca sin violencia”, etc..

En varios textos[i] he argumentado la pertinencia de un Diálogo Nacional (DN) para transitar a la democracia en Cuba. Lamentablemente, falta comprensión y sobran muchas veces el negacionismo, la mirada corta y las diferencias.

En principio, el diálogo es forma de comunicación entre seres humanos. Puede ser conversación, resolver un asunto específico, concertar posiciones, diseñar un programa, articular alianzas temporales o estratégicas entre actores con propósitos similares, etc. Otra cosa es en circunstancias de guerras o conflictos nacionales, donde hay contrarios, antagonismos, y se requiere un cambio fundamental. Es el caso de Cuba, donde hay crisis sistémica, dictadura y amplios sectores que disienten y/o se oponen al régimen y anhelan un nuevo proyecto de país.

Hablar de diálogo en abstracto, expresar voluntad de mediar para su realización, o reivindicarlo entre los grupos de la oposición y la diáspora es importante. Ayuda a sensibilizar y preparar la conciencia cívica para incentivar esa fórmula como alternativa a la violencia desde abajo, arriba o afuera. Pero no es suficiente y a veces confunde e incluso se rechaza. Hay mucho sufrimiento y represión acumulados y permanentes, por eso importa especificar cuál Diálogo se invoca ante este conflicto pluridimensional, con cuáles objetivos y cómo llegar a él.

¿Cuál Diálogo?

Desterremos las ideas de que el gobierno no quiere, que si lo acepta decide con quién y sobre qué dialoga. Eso lo sabemos y lo está haciendo hace tiempo con sus afines y los silenciosos parcialmente inconformes. Un diálogo en tales términos debería ser inaceptable para la oposición política y la sociedad civil independiente cubana dentro y fuera de la Isla.

Otra cosa sería un Diálogo Nacional como mecanismo político de transformación de conflicto para encarar un proceso de cambios complejo: transitar a la democracia. El gobierno lo tendría que aceptar, ayudar a preparar, concertar agenda con sus contrarios y definir sus representantes solamente. Que sea inclusivo, contemple la presencia de observadores y garantes internacionales, acuerdos vinculantes, seguimiento y verificación.

Ese DN supone un proceso preparatorio de una comisión integrada por representantes de las Partes, que permitiría establecer mínimos democráticos para que se puedan socializar posturas, proyectos y estimular/lograr la participación cívica y política de las mayorías, que permita integrar desde abajo y conseguir que arraigue uno o varios proyectos contrahegemónicos. Para eso, serían fundamentales las garantías a las libertades de expresión, circulación, prensa, asociación, reunión y manifestación.

No es una invención, está probado internacionalmente en diversos escenarios, con errores y éxitos, definiciones y recomendaciones basadas en la práctica, porque de los fracasos también se aprende. Recomiendo la consulta del Manual de Diálogos Nacionales.[ii] También nutrirnos de las experiencias más cercanas y recientes de Nicaragua, y Venezuela, diferentes en contexto, términos, objetivos, actores y partes, pero con una misma esencia dictatorial.

¿La única opción?

 El DN no es la única opción. Es una vía, una oportunidad que podría ser eficaz si se logra reactivar y sostener la lucha cívica. Sin ella no hay cambios, mucho menos DN y transición a la democracia, el gobierno hará todo para impedirlo. Las circunstancias son las que deberán obligarlo, con inteligencia en la lucha cívica incluida la no cooperación. Es lo que dará impulso político al disenso, el contexto y la solidaridad democrática internacional.

Oponerse políticamente es hacerlo con responsabilidad y alternativa en mano. Resignación y violencia no deberían ser opciones. Por ejemplo, pequeñas protestas y otras iniciativas que vayan escalando, sí, pero tomar las calles en Cuba masivamente y sin retorno es casi imposible ahora, y no estaría disponible la alternativa para el éxito. Los venezolanos -que habían recurrido al DN[iii] -escalaron a la opción electoral -que ya la tenían ganada- y la toma de las calles para defender el triunfo.

Es un ejemplo que ofrece muchas lecciones. Lamentablemente, esa vía de las urnas no está entre nuestras posibilidades, al menos por ahora. Acaso la nuestra sería al revés, usarla para la lucha cívica y no votar o hacerlo con protesta, a menos que fuera una reivindicación específica de interés para todos o ciertos sectores de la ciudadanía; que supondría una conquista democrática, aunque fuera pequeña.

¿Y EEUU qué?

Está claro que EEUU es importante también para entender a Cuba y proyectar su futuro. Algunos -por suerte en minoría y sin receptividad en el gobierno de ese país- piensan que lo mejor sería una intervención o la anexión, lo que viene de maravilla al gobierno cubano. Le facilita acusar y confrontar a todos sus oponentes y salvar lo que busca, que no es la anexión sino la dulce dependencia, y/o el mantenimiento del conflicto como recurso para perpetuarse, victimizarse y asegurar apoyos. Por más que su discurso sea soberanista y “antimperialista”.

También otros, por ingenuidad política, rémora del pasado o servicio al poder mismo, insisten en que EEUU es lo principal, el peligro real, que mientras eso no se resuelva, nada puede hacerse. O, hay que tener mucho cuidado (igual a no hacer) porque cualquier cosa puede estimular su injerencia. Esto último es un slogan desde antes de 1959, que también abona al inmovilismo, sobredimensiona el papel del vecino y subvalora las capacidades del pueblo cubano.

Todo eso influye en las percepciones y confusiones respecto al DN. Las propuestas[iv]  de simultanear los diálogos, nacional y el bilateral con USA, o anteponer este último al primero no convencen. Suponen una excesiva dilación de la solución y podría derivar una resolución engañosa del conflicto –el verdadero cambio fraude copiando a China, Rusia o Viet Nam, por ejemplo- que solo beneficiaría a los sectores del poder.

Simultanear esos diálogos, como expresé[v] recientemente, puede ser muy peligroso y malograr ambos procesos. Al menos por cuatro razones: 1) puede servir de recurso para obviar o nublar la solución del conflicto nacional propiamente;  2) puede ser una manera de no cambiar nada al hacerlo depender todo de un factor externo sobre el cual la ciudadanía no tiene control; ojo, una parte de las estructuras del poder y seguidores incluyendo intelectuales, llevan tiempo condicionando los cambios internos a un cambio radical de EEUU;  3) a esta altura el gobierno cubano no ofrece suficiente confianza y garantía para ese diálogo bilateral -u otros- que no esté de espaldas a la ciudadanía y 4) son problemáticas muy complejas para encararlas al mismo tiempo y con el actual gobierno solamente como actor clave en los dos.

Se trata de procesos diferentes en propósitos, actores y resultados esperables. El Diálogo Nacional sería entre gobierno cubano, sociedad civil incluida la oposición política y diáspora, ojalá mediante alianzas. El otro es un diálogo bilateral con los EEUU, que si es simultáneo con el anterior, estaría a cargo del gobierno actual, pero si fuera posterior podría ocurrir con uno legítimo derivado de elecciones libres.

La prioridad debe ser resolver el conflicto nacional. Existen escenarios[vi] más o menos probables, y también deseable sin desanclarse al contexto. Urge apostar por el más conveniente: transitar a la democracia pacíficamente con el menor costo social posible. Pujar por donde quiera que haya brechas o se puedan abrir, en el ámbito legislativo por temas de interés (género, manifestación, electoral, etc), cambios constitucionales, iniciativas comunitarias ocupando espacios y construyendo hegemonía del discurso alternativo al poder en todas las esferas posibles. 

Los cubanos necesitamos diálogos horizontales y articulación de consensos[vii]; propuestas y actores sobran. En virtud de las asimetrías, es vital el repunte y ampliación, así como las alianzas efectivas entre los diversos sectores de la sociedad civil independiente y la oposición política en Cuba y su diáspora.  También seguir optando por la no violencia y una solución independiente y prioritaria al conflicto nacional con respaldo de actores internacionales.

Evitemos confusiones y/o distracciones. El Diálogo Nacional no es cualquier diálogo. Es un proceso de concertación y negociación entre partes en conflicto para lograr el cambio fundamental que necesita Cuba: transitar a la democracia. No es un mecanismo ideal, ninguno lo es, también supone riesgos y no puede prescindir de la lucha democrática antes, durante y después, es su primera garantía.

Tampoco es único, la propia evolución de la estrategia no violenta activa podrá ir abriendo otras opciones que habrá que evaluar. No es rendirse, subordinarse, olvidar o comulgar con la dictadura. Al contrario, es transitar civilizadamente y con garantías de superación del conflicto, justicia, restitución de las víctimas y no repetición.   


[i] Diálogo Nacional para trascender el conflicto y refundar, Cuaderno 2, 2024, Centro de Estudios sobre el Estado de Derecho “Cuba Próxima”, https://cubaproxima.org/wp-content/uploads/2024/06/Cuaderno-24.pdf

[ii] https://berghof-foundation.org/library/manual-de-dialogos-nacionales-guia-para-practicantes

[iii] https://havanatimesenespanol.org/opinion/venezuela-negociar-con-dictaduras/

[iv] Sobre la idea de los diálogos paralelos puede consultarse el textos de Vegard Bye: “¿Hay soluciones pacíficas a la crisis cubana?”, 26 de diciembre de 2022 publicado en https://azulypunto.com/hay-soluciones-pacificas-a-la-crisis-cubana/ y sobre el acompañamiento internacional el de Roberto Veiga: La sociedad cubana debe comprender que —en política— hay que tener fuerza para recabar solidaridad internacional, publicado el 24 de enero en Cuba Próxima:https://cubaproxima.org/la-sociedad-cubana-debe-comprender-que-en-politica-hay-que-tener-fuerza-para-recabar-solidaridad-internacional/

[v] Cuba: Nuestro nudo gordiano y algunas incógnitas actuales,24 jul. 2024, en Cuba x Cuba,  https://www.cubaxcuba.com/blog/cuba-nuestro-nudo-gordiano-algunas-incognitas-actuales?rq=nudo%20gordiano%20 

[vi] Tema al que han venido dando seguimiento el politólogo Armando Chaguaceda y el jurista Raudiel Peña. Ver sus textos: ¿Actualización, Ajuste o Abandono? Armando Chaguaceda Noriega, Mayo 2011 Impacto de las reformas en el desarrollo político institucional y socioeconómico de Cuba: escenarios prospectivos 2010-2013, disponible en https://library.fes.de/pdf-files/bueros/fescaribe/08592.pdf y Un análisis prospectivo sobre el futuro de Cuba, 19 de julio 2022, disponible en https://cubaproxima.org/un-analisis-prospectivo-sobre-el-futuro-de-cuba/

[vii] Ivette García González: “La crisis cubana y la urgencia de consensos”, en La Joven Cuba, 8 noviembre 2022, https://jovencuba.com/crisis-cubana-consensos/;

SOBRE LOS AUTORES

( 8 Artículos publicados )

Miembro de la Junta Directiva de Cuba Próxima. Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular y escritora cubana.

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Comentarios

  1. Solo una pregunta: ¿cuáles son las circunstancias que obligarían a la dictadura a aceptar un diálogo nacional real con todos los actores nacionales y la diáspora cubana y actores internacionales de garantes?
    Coincido en que diálogos simultáneos nacional y bilateral con los EEUU es un despropósito.

  2. Gracias Marlene, aprovecho para ampliar. Entiendo que esas circunstancias las daría una combinación de lucha cívica dentro de Cuba y mayor activismo fuera del país, donde quiera que hay cubanos, procurando incrementar presiones de todo tipo contra el régimen y artículándonos, sobre todo y en principio en torno a la liberación de los presos políticos. Creo que es clave en nuestro caso, daría suficiente impulso plítico para obligar al régimen a sentarse y dialogar con los contrarios, que somos los que nos oponemos al gobierno y sistema. Todo eso existe, solo que disperso, con cierto reflujo por la represión y las furstraciones y con obstáculos mayúsculos a todo intento de construir alianzas. Pero se puede.

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