Thais Pujol Acosta, consultora y activista, conversa con Cuba Próxima sobre la desoladora crisis cubana, la delicada situación alimentaria y sanitaria en la que está sumida la Isla, y el abismo entre el país actual y el que merecemos. También acerca sus esperanzas y del compromiso por construirlas, de la necesaria inteligencia y sentido común en busca de un objetivo compartido por todos, y de Espacio Común -ese proyecto suyo que pronto inaugurará- como pequeño ladrillo de ese puente hacia la Cuba que queremos.
1- ¿Cómo ves a Cuba actualmente, sus males y peligros, y las causas de estos?
Me gustaría poder decirte que veo luz en el futuro cercano de Cuba, pero lamentablemente el panorama es desolador. Las redes sociales y el hecho de que los protagonistas de los acontecimientos puedan narrar en tiempo real lo que está sucediendo lo ha cambiado todo. Ahora llegan en directo y de manera continua los vídeos de la represión cotidiana sobre los activistas y los familiares de los presos políticos, las denuncias de los atropellos de todo tipo, los testimonios de la situación en las cárceles, las peleas en la cola del pollo, la apatía y el miedo de la gente, las pruebas gráficas de la miseria en la que vive el pueblo, la falta de medicinas, las condiciones de los enfermos en los hospitales… Lo peor es leer el Granma, o ver el Noticiero o La Mesa Redonda y escuchar hablar de una “realidad” paralela muy alejada de la vida de los cubanos.
Mi visión personal de Cuba ha estado marcada por las experiencias dignas de una Odisea que he vivido en mi último viaje a La Habana en 2021, en el que he compartido con seres queridos sus luchas, sus carencias, desgracias de todo tipo y el absurdo cotidiano. También he visto los privilegios de amigos y conocidos que ocupan puestos vinculados con algún tipo de poder, que mantienen relaciones de alto nivel o que acceden de alguna manera a los dólares. Son los que aún “resuelven” y siguen defendiendo el sistema sin querer ver la situación de la mayoría del pueblo, que es dramática, con una falta de empatía que me ha conmocionado, ya que sé que son muy buenas personas.
¿En resumen? Lo que yo veo es el desmoronamiento físico y moral casi absoluto de un país, seres humanos que se van acostumbrando a malvivir en condiciones de indigencia, a mentir, a sobornar, a robar para poder sobrevivir o a traficar influencias y “resolver” como modo de vida. Por suerte, aún queda allí gente de un enorme valor humano que se implica y lo da todo. Esa es mi esperanza, a pesar del éxodo masivo que está desangrando al país en estos momentos y que se sigue llevando a los mejores.
Lo más doloroso es el sálvese quien pueda y la justificación de lo injustificable. Creo que cuando salgan a la luz todos los crímenes cometidos en Cuba después de 1959 va a ser un shock para los cubanos. Aún hay personas de buena voluntad que creen que la justicia está del lado de la “Revolución”, que la verdad y la nobleza son características que definen a los revolucionarios y que, por tanto, todos aquellos que nos oponemos somos personas innobles y sin moral, vendidos al imperialismo. “Soy crítico y veo las cosas que están mal, pero soy revolucionario”, dicen como queriendo dejar claro que están del lado de “los buenos”. La retórica del David y Goliat también ha sido muy efectiva y aún hoy muchos la repiten. El régimen se ha especializado en esconder a sus muertos, no como en los tiempos de Batista cuando los cadáveres amanecían en las calles y en la prensa. Va a ser terrible para todas estas personas darse cuenta de hasta qué punto han sido manipuladas, de cómo se les han ocultado los crímenes, las torturas en las cárceles, la cantidad de cubanos dignos que han puesto en peligro sus vidas (y los que las han perdido) por hacer oposición dentro de Cuba y los otros muchos que están renunciando a su tiempo y a sus comodidades por seguir en la lucha por las libertades más básicas para los cubanos. Precisamente por ser personas de buena voluntad han sido arrastradas al lado tenebroso de la historia; el adoctrinamiento y la indefensión aprendida han sido las obras maestras del régimen.
Conservo la esperanza de que este adoctrinamiento de tantos cubanos, gracias a las comunicaciones y a las redes, va a ir desapareciendo poco a poco. No es por gusto que los jóvenes estén protagonizando los movimientos cívicos más recientes por el cambio. El engaño tiene hoy un corto recorrido, y el régimen lo sabe. Por eso se apoyan en los que, por lo que sea, no quieren saber. Como dice el dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ni oír” y hay muchos ciegos de estos todavía, desgraciadamente, dentro y fuera de Cuba. Con ellos no hay nada que hacer, serán otras víctimas de la historia como en su momento lo fueron los alemanes de buena voluntad que cerraron los ojos y apoyaron a los nazis.
En cuanto al clima social, puede que la presión interna provocada por la terrible situación económica y por el recrudecimiento de la represión a raíz del 11 J y de la entrada en vigor del nuevo Código Penal haga explotar más pronto que tarde a esa parte de la población sin opciones de salir de Cuba, pero que carece de un camino trazado o de un plan de acción, y no sabe a quién o a qué seguir. Quizás otro levantamiento popular desorganizado derivaría en más represión, hacinamiento en las cárceles y en familias aún más desamparadas. Yo creo que afortunadamente la sociedad civil se empieza a organizar en este sentido. Por ejemplo, se están creando redes de ayuda ciudadana y de apoyo a los presos políticos que se harán cada día más fuertes y de las que pueden surgir acciones organizadas que quién sabe se traduzcan en pasos concretos hacia una Cuba democrática. Esa es otra esperanza.
El régimen está acorralado. En un contexto internacional cada vez más hostil, carece de un proyecto de presente o de futuro para el país y su ineptitud es escandalosa. Las decisiones estratégicas que está tomando son cada vez más disparatadas. ¿Hasta cuándo van a aguantar los cubanos? Como oposición, y me refiero a la oposición de dentro y fuera de la isla como un todo desde el respeto a las diferencias, debemos dar los pasos necesarios, organizarnos, apoyar a las redes de ayuda real para el pueblo, definir estrategias y poner en marcha iniciativas de acción. Debemos prepararnos para estar a la altura cuando el momento lo requiera. Quizás no quede demasiado para ese momento y considero que ahora mismo no estamos preparados.
2- ¿Cuáles actitudes, proyecciones y consensos contribuirían a una solución? ¿Estas existen de manera suficiente?
Esa es la pregunta del millón. No sé si existe alguien con una visión lo suficientemente global del asunto como para responder a esto. ¿Cómo lo veo desde mi perspectiva parcial de persona común? Creo que hay muchos proyectos sólidos para la Cuba futura, pero el abismo entre la situación en la que estamos ahora y esa otra situación en la que sería posible la discusión y la puesta en práctica de estos proyectos es inconmensurable. Deberíamos centrarnos en generar vías alternativas para llegar a una transición democrática en Cuba. Y no es porque un proceso de este tipo vaya a resolver de un plumazo los problemas del país, sino porque parece claro que de seguir por el camino que vamos en el que una élite no electa vive a costa de sumir en la miseria a todo un pueblo y se mantiene en el poder a base de mentiras, manipulación y represión, Cuba avanza hacia una destrucción acelerada y masiva. ¿Es lo que queremos?
Necesitamos integrar en un mismo espacio a las fuerzas que ahora están dispersas, tanto dentro de Cuba como en el exilio. Internet nos da la posibilidad inédita de constituir una fuerza unida en su diversidad, por encima de ideologías y orientadas a un objetivo común, y hay que aprovechar esta oportunidad. Necesitamos crear un foro organizado para divulgar las propuestas de país que ya existen desde hace muchos años, propuestas que pueden implementarse en una Cuba democrática, y pensar en nuevas soluciones para Cuba adaptadas a las circunstancias. Los cubanos deben conocer estas propuestas, participar en ellas y, llegado el momento, deben saber por qué futuro están luchando y que ese futuro se puede alcanzar. Es imprescindible organizarnos para, llegado el momento en que las redes que se están creando en la sociedad civil sean lo suficientemente fuertes, estar a la altura de lo que Cuba va a necesitar. Sólo desde esta unidad vamos a poder hacer un llamamiento conjunto a la comunidad internacional para conseguir ayuda humanitaria de emergencia para el pueblo cubano, una vez que esté libre de la dictadura. Sólo desde una fuerza organizada podremos pensar un país y construir la Cuba del futuro que todos merecemos.
3- Tu proyecto por inaugurar, Espacio Común, ¿qué ofrecerá a este empeño? ¿Cómo lo hará?
Espacio Común es un proyecto colectivo de varios cubanos que nos hemos reunido para crear una vitrina de todas las organizaciones de la oposición, plataformas cívicas y activistas de dentro y fuera de Cuba. En Espacio Común los opositores van a poder añadir y actualizar la información de sus organizaciones, sus propuestas e iniciativas, y los ciudadanos van a poder consultar estas propuestas y filtrarlas por temáticas, es decir, que se accederá fácilmente a mucha información que ahora está dispersa en internet. Además, será un sitio para el encuentro y debate de iniciativas de la gente que está luchando contra la dictadura. Una especie de congreso virtual permanente para la discusión y el debate, bajo la atenta mirada de observadores internacionales que están invitados a participar y a aportar su experiencia. Cualquier persona podrá intercambiar opiniones con los opositores e incluso sumarse a los proyectos de su interés. Se podrán compartir propuestas y conseguir apoyos inmediatos. Creo que las posibilidades irán surgiendo sobre la marcha, pero ya me imagino muchísimas. En el punto en el que estamos necesitamos hacer un llamado a todos los opositores para que se sumen a Espacio Común. Para ello, deben escribirnos a info@espacio-comun.org con los datos básicos de sus organizaciones (web, correo electrónico) y solicitar las credenciales de acceso para participar de las funcionalidades de la plataforma cuanto antes.
4- ¿Cuáles serían los fundamentos primarios de una institucionalidad democrática para una nueva República de derecho en Cuba?
Esta es una pregunta muy seria y creo que se me queda muy grande, además de que no me corresponde a mí responderla sino a los agentes políticos que tendrán que poner sobre la mesa sus proyectos para una Cuba futura si llegamos a ese punto alguna vez.
A mí me desvelan temas muy terrenales, como el reto humanitario. Va a ser urgente que nos movilicemos y que movilicemos a la comunidad internacional para aliviar la crisis alimentaria y sanitaria en la que está sumida Cuba. Estamos hablando de un país destruido en el que millones de personas viven entre ruinas. Este objetivo, unido a la liberación de los presos políticos y a la restitución de las libertades políticas, para mí es primordial.
Por supuesto, mi sueño es que en Cuba se respeten los Derechos Humanos de todos los ciudadanos sin distinción y que la gente pueda prosperar según su empeño y capacidad en una sociedad libre y justa que tenga como pilar fundamental la soberanía ciudadana. Tristemente, como decía antes, creo que hay un abismo entre la situación actual y ese sueño, y que el puente entre un lado y otro del abismo hay que construirlo ladrillo a ladrillo. ¿Lo veré? La mayoría de los días lo dudo mucho. ¿Te imaginas que los cubanos puedan recuperar la esperanza de vivir algún día una vida digna en el país que los vio nacer, con el esfuerzo de su trabajo? ¿Te imaginas que puedan reconstruir sus casas, acceder a los alimentos necesarios, a medicinas si se enferman, con precios acordes a sus ingresos como en cualquier país civilizado? ¿Te imaginas que llegue un momento en que se convoquen en Cuba unas elecciones libres pluripartidistas con la participación de todos los cubanos y que las fuerzas políticas pongan sobre la mesa sus proyectos para una Cuba próspera para debatirlos con los ciudadanos? ¿Te imaginas al pueblo eligiendo a sus gobernantes, participando activamente en la redacción de una nueva Constitución que garantice los derechos de todos, siendo los protagonistas en los procesos de liberalización de las fuerzas productivas y reconstruyendo el país?
5- Para que todo ello ocurra, ¿qué debe prevalecer?
Creo que lo que debe prevalecer es la inteligencia y el sentido común orientados a un objetivo compartido por todos: ver algún día a nuestro país próspero, con su belleza renovada, moderno y floreciente, con gente que trabaje y que ponga su talento y su ilusión en crear maravillas en nuestra pequeña isla. Quizás me dirás que es un sueño inalcanzable, que el cubano está demasiado roto por el daño antropológico del que habla el gran Dagoberto Valdés. Quizás me dirás que harán falta muchas generaciones. Pero yo confío en el enorme talento de nuestro pueblo, en la isla o disperso por el mundo; sé que juntos podemos hacer tanto… Y para ello hay que acabar con la dictadura que jamás permitirá los cambios necesarios para que esta visión sea posible, ya que ello supondría el fin de sus privilegios y el fin de su poder.
Esperemos que Espacio Común sea un pequeño ladrillo de ese puente hacia la Cuba que queremos, lo suficientemente sólido para que sobre él se puedan colocar más ladrillos. Es cuestión de perseverancia, de inteligencia, de tiempo y de estar preparados para cuando llegue la oportunidad.
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