Lo mínimo que esperamos de estas propuestas es que se conviertan en punto de debate y critica por parte de los cubanos y cubanas, y todos los demás que deseen participar, como un intento de comenzar a desmontar el sistema totalitario cubano
Por Michel Fernández Pérez
(Compartimos el texto introductorio del jurista Michel Fernández, vicedirector de Cuba Próxima, a esta labor compartida de este Centro de Estudios sobre el Estado de Derecho y Políticas Públicas)
Cuando en Cuba Próxima decidimos redactar estas propuestas de diez medidas nos guiamos esencialmente por dos ideas centrales: la primera es que fueran lo más concretas y cortas posible y la segunda que respondieran a los reclamos más inmediatos de lo que necesita la sociedad cubana para avanzar por una senda democrática.
Como todo proyecto, este también nos deja la sensación de que hubiéramos podido avanzar mucho más, pero es legítimo decir que los miembros de la Junta Directiva y del Consejo Deliberativo, y los colaboradores que, junto a los primeros, trabajaron en el proyecto, deben sentirse satisfechos con el resultado final.
Uno de los aspectos que más satisfacción me brindó fue la posibilidad de llegar a resultados concretos por medio de la discusión y el diálogo entre todos los que nos involucramos en esta tarea. Desde el surgimiento de Cuba Próxima, su núcleo esencial ha sido la búsqueda de la unidad de todos los cubanos que pretenden un cambio democrático en nuestro país, sin ningún tipo de exclusión por motivos políticos, ideológicos, religiosos o cualquier otro lesivo a la dignidad humana. Por eso pienso que esto fue un experimento a escala minúscula de lo que debería ser una Cuba democrática en la que personas de diferentes tendencias y posiciones políticas pueden llegar a acuerdos para el beneficio de la nación en su conjunto.
El resultado de este trabajo fueron diez medidas en once diferentes sectores: derechos humanos, política económica, derechos políticos, sistema de justicia, política migratoria, el derecho de asociación, cómo superar los límites de la actual Constitución, creación de un sistema electoral democrático, ejercicio democrático del poder, la libertad sindical y la seguridad social. Solo las áreas de política económica y seguridad social son resultado de las propuestas de los profesores Mauricio de Miranda Parrondo y Carmelo Mesa-Lago, las otras nueve áreas fueron el resultado del trabajo conjunto de los que mencioné en el párrafo anterior.
La mayoría de las 110 medidas propuestas no requiere de grandes recursos o condiciones materiales inalcanzables, solo necesitan de voluntad política para su implementación. Ante la orfandad de ideas de los que ejercen el poder, unido a la incapacidad de implementar sus propias políticas y los resultados terribles de su administración, Cuba necesita propuestas alcanzables y precisas para superar la grave crisis que vive el país.
Lo mínimo que esperamos de estas propuestas es que se conviertan en punto de debate y critica por parte de los cubanos y cubanas, y todos los demás que deseen participar, como un intento de comenzar a desmontar el sistema totalitario cubano, para que, en la Cuba futura, el pensar y actuar diferente sean las bases de la soberanía nacional y del respeto de los derechos humanos.
Por supuesto, en estas once áreas no está todo lo que debe ser reformado en Cuba. Existen dos áreas adicionales en las que avanzamos en la formulación de las propuestas, pero no han sido concluidas, ya que deseamos que su proceso de creación cuente con la participación de más personas por su alta sensibilidad y la importancia vital de las mismas. Estas son las relacionadas con el medio ambiente, los recursos naturales y el desarrollo sostenible; y la dedicada a los grupos más vulnerables en la sociedad cubana, entendidos estos como los ancianos, los afrodescendientes, la comunidad LGTBQI+, las mujeres, las personas con capacidades diferentes, los presos y los que se encuentran en pobreza extrema. En esta última área, tenemos una idea central y es que las políticas asistencialistas ayudan a superar las barreras históricamente construidas desde el poder, pero no son suficientes, es imprescindible contar con medidas concretas de empoderamiento de estos grupos.
La construcción de una república democrática es un proceso que no puede darse nunca como acabado, siempre necesita de su reinvención y de la lucha constante contra aquellos que se oponen a las reglas democráticas. En el caso cubano, donde no están siquiera reconocidos los derechos básicos para la convivencia democrática, donde se criminaliza y reprime lo diferente, lo mínimo que se necesitaría para avanzar sería el primer punto de las diez medidas sobre los derechos humanos: libertad para los presos políticos y cese de la represión y las limitaciones abusivas contra las libertades de expresión, reunión, manifestación, creación, asociación y movimiento.
Leer y descargar cuaderno «Diez Medidas».
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