Por Roberto Veiga González

El editorial de Cuba Próxima, publicado este 1 de julio, con el título “En Cuba urge una solución”, presenta el enorme reto que nos atraviesa como nación, o sea, erigir el espíritu y asumir nuestra responsabilidad con el país. Estamos obligados a centrarnos en la búsqueda de una solución auténtica, es decir, digna para todos.

Nuestra nación está al límite. La solución del país provendrá de la ciudadanía plural o no habrá solución. Marchamos juntos, si bien libre cada cual y cada propuesta, o sólo podremos esperar un presente cada vez más decadente.

Ante tal desafío histórico sólo cabe servir para que las necesidades y sueños de los cubanos -sobre todo de nuestros hijos- no se conviertan definitivamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Pero ello demanda un ejercicio cualitativo de la política por parte de sujetos sociales, incluida la emigración, que establezca una zona ciudadana capaz de adelantar, al decir de monseñor De Céspedes, “esa Cuba posible, pequeña y pobre, pero digna, generosa (como no ha dejado de serlo ni en nuestras peores situaciones) y éticamente ejemplar en tantas realidades”.

Ningún poder de un país tan estropeado y desesperanzado podría objetar algo de tamaña vitalidad; o pudiera rechazarlo, mas no sobrevivir.

Leer aquí el editorial “En Cuba urge una solución”.