Sin capitales económicos se evaporan los capitales políticos. La gente necesita más que un ideal de bienestar y equidad, quieren realizaciones y eso es justo.
Maykel González Vivero responde a Cuba Próxima sobre la crisis económica cubana, su impacto humanitario y los retos de una solución.
¿Cuánto afecta la “humanidad” de los cubanos la actual crisis económica?
Un experto usaría un vocabulario técnico que, seguramente sin querer, solo por el deseo de ser preciso y respetable, reduciría el drama del pueblo cubano al lugar común de un informe.
Para hablar como un activista y como un periodista que persiste en mantenerse en el terreno, tengo que decirles que la crisis económica está matando cubanos a diario. Es un crimen del que nadie se quiere responsabilizar.
No es que haya escasez de alimentos o de transporte. Esos problemas no han llegado al límite del llamado «período especial». Todavía no se está reportando epidemia de avitaminosis como la que sufrimos en esa época. Tenemos un país distinto, menos aislado del mundo, con gente que viene y va, empresarios privados que importan alimentos, en general una economía más diversa, pero también mucho más desigual que en los 90s y con prioridades distintas.
El derecho a la vida, el primero de los derechos que se reconocen a la «humanidad», está siendo cuestionado a los cubanos que padecen enfermedades crónicas. Están muriendo porque el sistema de salud quedó descapitalizado y ya no tiene el rango de antes en los planes de inversiones.
¿Qué decisiones tendría que tomar el Gobierno cubano para una solución?
Los administradores de Cuba son temerosos para actuar. Por tradición son lentos, vacilantes y conservadores. Durante décadas criticaron la deformación que significó la dependencia de una sola industria, la monoproducción de azúcar, para caer en el mismo pecado y hacer depender la economía nacional de rubros exclusivos tan frágiles como el turismo y la exportación de recursos humanos. Así nos trajeron a otro callejón sin salida.
La parcial y paradójica inserción en el mercado es el eterno drama de una economía que quiere enfocarse en la sociedad en vez de asumir la lógica empresarial habitual, y no logra despegar por no traicionarse.
El gobierno cubano ha estado siempre frente a un imposible: propiciar el bienestar de la ciudadanía a partir de un diseño económico bienintencionado, pero desajustado de las pautas vigentes hoy en el mundo.
La decisión más urgente, una que podría aliviar la crisis, es otra reforma agraria. Una reforma integral que permita a los productores, en cualquiera de las modalidades en que trabajan, afianzarse como propietarios, alejar cualquier idea de provisionalidad, abastecerse de insumos, y situar sus productos en un mercado abierto, sin controles centralistas, que estimule la productividad.
Con esta política no saldríamos de todos los problemas, pero daríamos un paso rotundo hacia la salida de la crisis actual. No estamos en condiciones de cuestionar los líos que podría traernos un mercado así en el futuro. Si el camino de ahora mismo es aceptar las reglas del mercado para despertar la economía cubana, el gobierno debería hacerlo sin filosofar más, sin detenerse a evaluar qué pierde.
Salir de la crisis, aunque sea dando pasos de enfermo, garantizará la estabilidad del mismo gobierno. Si quieren quedarse, que empiecen a resolver esto ahora mismo. Los pueblos se impacientan. Sin capitales económicos se evaporan los capitales políticos. La gente necesita más que un ideal de bienestar y equidad, quieren realizaciones y eso es justo.
¿Cuáles aperturas de Estados Unidos serían necesarias para que pueda ser reformada auténticamente la economía de la Isla?
Estados Unidos no tiene derecho a involucrarse en la política cubana. No lo tuvo ayer, no lo tiene hoy. Su intromisión, expresada en sanciones que empobrecen al país completo, es responsable de numerosas muertes de cubanos.
El único camino justo, en todo momento, ha sido la normalización de las relaciones económicas, la suspensión definitiva de la persecución financiera que, sin ninguna duda, más allá de discursos oficiales estereotipados, afecta la funcionalidad de la economía cubana.
Eliminar a Cuba de la Lista de patrocinadores del terrorismo sería lo más urgente. La acusación no se sostiene. Está claro que se trata de una medida utilitaria, de carácter político, para llevar a este país precisamente a la crisis que tiene.
El embargo/bloqueo, para denominarlo al gusto de todas las partes, no es la única causa de los problemas que tenemos los cubanos, pero es un obstáculo insoportable para que una economía pequeña, de cualquier tipo, logre mantenerse a flote en un mundo que no deja cabos sueltos, donde es imposible sobrevivir sin conexiones con el capitalismo sistémico. Fuera del capitalismo, nada. Ni siquiera el sueño socialista puede vivir fuera del sistema mundial. El siglo XX ya pasó.
SOBRE LOS AUTORES
( 2 Artículos publicados )
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Hola maykel .paremos de navegar en 2 aguas ,ni la lista del terrorismo,ni la sanciones son el pollo del arroz con pollo.los hoteles 5 star se han contruido y se ha malgastado el errario publico del pueblo cubano.los estados unidos no son responsables de ninguna muerte .las sanciones son contra el estado que encarcela por motivos politicos hay 180 paises donde comerciar.seamos pragmaticos y paremos de hecharle la culpa al contrario
Culpar a los Estados Unidos de las muertes y la miseria que hoy viven los cubanos de la Isla, es como culpar a los judíos del holocausto. No fueron los EE.UU los que comenzaron está guerra, recuérdese la famosa carta de Fidel a Celia al finalizar la guerra contra la dictadura batistiana: Celia está guerra no ha terminado, porque nuestra guerra es contra los EE.UU., pero si esto no es suficiente, ahí está la historia de lo que dio origen al embargo (no bloqueo), la confiscación de todas las propiedades norteamericanas en Cuba sin compensación